domingo, 16 de abril de 2017

Fernando Beltrán




Mi madre me enseñó a hacer trampas.

Trampas para perder.

Ganar era tan fácil que lloraba por la noche
y no podía conciliar el sueño.

Cogidos de la mano me calmaba
relatándome historias que sucedieron luego.

La culpa fue mía,

madre me preguntaba
si las quería reales o inventadas
y yo pedía siempre que le hubieran
sucedido a ella.

Y casi sin quererlo
una noche mi madre inventó la realidad.

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