martes, 13 de junio de 2017

Roberto Juarroz



No quise apresurarme a publicar. No se escribe para publicar sino para vivir. Aunque sea transitorio, vivir es la dimensión definitiva del hombre, y la poesía es el culto de esa dimensión. Por eso su extrema y auténtica gravedad. Y por eso tal vez pudo decir Manuel Bandeira: Yo hago mi poesía como quien muere. En mi caso personal, he tenido siempre la misma sensación con respecto a lo que podemos llamar la obra o la expresión o la poesía, y es que se trata de algo así como un organismo vivo, que crece, madura y en algún momento —por natural necesidad— se manifestará, si es que tiene que hacerlo. Pienso que uno de los riesgos que corremos, tal vez por nerviosidad o por otros valores que en algún momento seducen, es apresurarnos, es dar algo sin que ese algo haya crecido con la naturalidad de las cosas que importan.


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