Muérdeme la voz cuando grite tu nombre junto a mi adverbio favorito. Abrázame con todo el cuerpo para que no me escape a jardines de luz. Sujétame a esta parte mortal del mundo, donde duele una caricia que termina o un beso lento que se abre camino. Clávame aquí, aunque el deseo me mate delante de tus ojos.
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