jueves, 5 de julio de 2018

© Carmen Castejón Cabeceira



Escribo boca arriba provoco a cada instante
que aterricen las letras
forzosamente en el papel en blanco.
Comienza el día en serio,
la eternidad se muerde en cada verso .
No será nada fácil que este tiempo que grabo
se borre de repente al llegar de otra era.
Me guardaré ese miedo que hace temblar el pulso.
Puedo saltar si quiero, con tanta libertad
vuelvo hacia mi, es posible temerse,
pero continúo plantando flores
en estos márgenes abiertos
que seguro conducen al bienestar de ahora.
La eternidad que dura la consigue la tinta,
que guarda los segmentos de otras muertes.
La eternidad es de tinta pero frágil,
quizá una lluvia ácida
la pueda diluir.



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