viernes, 16 de noviembre de 2018

Jaime Sabines








La luna

    La luna se puede tomar a cucharadas
    O como una cápsula cada dos horas.
    Es buena como hipnótico y sedante
    Y también alivia
    A los que se han intoxicado de filosofía.
    Un pedazo de luna en el bolsillo
    Es mejor amuleto que la pata de conejo:
    Sirve para encontrar a quien se ama,
    Para ser rico sin que lo sepa nadie
    Y para alejar a los médicos y las clínicas.
    Se puede dar de postre a los niños
    Cuando no se han dormido,
    Y unas gotas de luna en los ojos de los ancianos
    Ayudan a bien morir.

    Pon una hoja tierna de la luna
    Debajo de tu almohada
    Y mirarás lo que quieras ver.
    Lleva siempre un frasquito del aire de la luna
    Para cuando te ahogues,
    Y dale la llave de la luna
    A los presos y a los desencantados.
    Para los condenados a muerte
    Y para los condenados a vida
    No hay mejor estimulante que la luna
    En dosis precisas y controladas.


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