Para qué la poesía
Pablo Mora
Para la vida
“No
sirve para alcanzar el poder, pero sirve para responder al poder con
sentimientos cercanos. No sirve para enseñar a nadie nada, pero sirve
para mostrar lo que acontece por el mundo. No sirve para matar, no sirve
para morir, no sirve para rezar ni para jugar con fuego. Pero sirve
para emocionar, para vivir en otros cuerpos, para vivir sintiéndose
vivido, para sentir la belleza y hondura de las palabras que nos
explican cómo somos. No sirve para gritar, no sirve para llorar, pero
sirve para sentir el deseo, para alzar la voz en silencio, para que su
tristeza te atraviese el pecho. No sirve para liberar a nadie, no sirve
para juzgar a nadie. Pero sirve para hablar con libertad, para proclamar
la inocencia de las cosas, para rebelarse contra la locura de la
historia. No sirve para bailar, para emborracharse. Pero sirve para
celebrar la vida, para embriagarse de otros sentidos, para moverse por
otros lugares. Da vida a los muertos y nombra lo que a menudo no tiene
nombre. No sirve para la muerte. Sirve para la vida. Es nada, pero al
final sirve.” (Kepa Murua).
Sirve
para llevar a Dios a misa. Para que la primavera camine al mercado
entre panaderías y palomas. Para que a la mesa lleguen recién casados
los sabores del mar y de la tierra. Para que las gaviotas repartan el
aroma de la rosa en las arenas. Para salir a todas las calles del mundo a
repartir pescado. Para saber por quién la lluvia y los pájaros del mar
llorarán mañana. Sirve para esconderle los dados a los dioses. Para que
hablen los pueblos por su canto. Para dar con todos los azules de la
tierra hacia la luz total de nuestras cosas. Para darle la mano a las
manos temblorosas de la lluvia e irse cantando entre la dicha y la
dureza, la cólera o ternura. Sirve para saber que no tenemos más
remedio que vivir, ni más recuerdo que la vida. Para decidir dónde
plantar los árboles, de nuevo. Para dejar escrito en la piedra el sueño
del domingo.
Sirve
para medir el hambre. Para saber bien en qué lugar hay sangre, dónde
queda la razón, dónde la palabra, dónde la injusticia. Sirve para que ni
un hombre pase sin que reine y sigan naciendo hasta llenar el mundo,
sin que nadie los divida sino el sol o la noche, la lluvia o las
espigas. Para que el mundo se pueble de palomas, y el hombre recuerde
las sombras que nadó, hasta que quiera saltar al agua para caer al
cielo. Sirve para distribuir las flores del mañana e ir galopando en el
viento sobre el caballo de la lluvia. Para abrir cajones, llenar
platos, destapar versos y botellas, vigilias, madrugadas y retratos,
hasta que alguna vez si ya no somos, si ya no vamos ni venimos, estemos
juntos, extrañamente confundidos, sirviéndole a la vida. La poesía es siempre un acto de paz. El poeta nace de la paz como el pan nace de la harina. (Poesía, Sociedad Anónima).
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