jueves, 1 de septiembre de 2016

Ana García Briones




Cuando las mariposas negras
empujan mi patera
a las orillas de la soledad infinita
en mi desierto,
oigo el llanto de los hombres
y siento que mis lágrimas
son gotitas de caprichos ambiguos
al lado de tanto dolor y tristeza
que siento aullar en los rincones de la tierra.



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