lunes, 30 de octubre de 2023

Jaime Labastida



El júbilo se enciende
La memoria es una piel que tu recuerdo llaga,
una herida de torpe geometría,
es una carne, un nervio vivos.
Lacerada memoria donde el fuego
es la violenta agua apaciguada.
Miro así tu jadeo,
en ese mar, en esas olas me hundo.
Qué hermosa sed que nunca más se sacia,
qué agua: no apagas sino incendias.
Tu cuerpo resplandece con mi yesca;
tallo tu imagen de carbón
y es fósforo, sol, óxido el que brota
de esta chispa de luz.
Rescoldo quedan nuestros cuerpos y aluzamos
todo cuanto habita la pieza.
El júbilo se enciende.
De los cuerpos que se besan
viene este parto de la brasa.
Los objetos adquieren sus perfiles de gracia
y desdeñan la sombra.


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Mario Benedetti

 


"No te quedes inmóvil
al borde del camino
no congeles el júbilo
no quieras con desgana
no te salves ahora
ni nunca
no te salves
no te llenes de calma
no reserves del mundo
sólo un rincón tranquilo
no dejes caer los párpados
pesados como juicios
no te quedes sin labios
no te duermas sin sueño
no te pienses sin sangre
no te juzgues sin tiempo
pero si
pese a todo no puedes evitarlo
y congelas el júbilo
y quieres con desgana
y te salvas ahora
y te llenas de calma
y reservas del mundo
sólo un rincón tranquilo
y dejas caer los párpados
pesados como juicios
y te secas sin labios
y te duermes sin sueño
y te piensas sin sangre
y te juzgas sin tiempo
y te quedas inmóvil
al borde del camino
y te salvas
entonces
no te quedes conmigo."

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Marcos Ana



AUTOBIOGRAFÍA


Mi pecado es terrible;
quise llenar de estrellas
el corazón del hombre.
Por eso, aquí, entre rejas,
en veintidós inviernos
perdí mis primaveras.
Preso desde mi infancia
y a muerte mi condena,
mis ojos van secando
su luz contra las piedras.
Mas no hay sombra vengadora
corriendo por mis venas.
¡España! es sólo el grito
de mi dolor que sueña…

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Aída Acosta

 



Luna de abril en mi regazo
y en la almohada
todas las dudas
todas las lágrimas.
Uno cae al agua
como un susto espiral
y dibuja peces de tiza
para el recuerdo.
Tienen que ser estos zapatos de nieve
o el susurro verde del árbol
que descifra mi cuerpo
en filamentos de luz.
Tiene que ser este encuentro
un baño de azúcar
que disuelva el dolor
de no tenerte.
Ya aprendí a remendar
las heridas
pero no tengo hilo
y seguro
que esta luna de abril
es un beso sin nombre
y caeré al agua
y dibujaré peces de tiza
y calzaré zapatos de nieve
y abrazaré el susurro verde del árbol
y seré una luz abierta
que deja lunas de té en la taza
y duerme sola.

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viernes, 27 de octubre de 2023

Luis Cernuda



No decía palabras,
acercaba tan sólo un cuerpo interrogante,
porque ignoraba que el deseo es una pregunta
cuya respuesta no existe,
una hoja cuya rama no existe,
un mundo cuyo cielo no existe.
La angustia se abre paso entre los huesos,
remonta por las venas
hasta abrirse en la piel,
surtidores de sueño
hechos carne en interrogación vuelta a las nubes.
Un roce al paso,
una mirada fugaz entre las sombras,
bastan para que el cuerpo se abra en dos,
ávido de recibir en sí mismo
otro cuerpo que sueñe;
mitad y mitad, sueño y sueño, carne y carne,
iguales en figura, iguales en amor, iguales en deseo.
Auque sólo sea una esperanza
porque el deseo
es pregunta cuya respuesta nadie sabe.


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Patty Valladolid



Hoy ...
me vestí de perdón
recorría ...
cada milímetro de mi cuerpo
buscando alguna herida o
algún raspón ...
en silencio ...
me despoje de todo lo tóxico ,
besé mis manos ,
mis pies y mi cabello
y con la mirada ...
termine besando
lo que mi boca sedienta
no ha alcanzado .
Hoy ...
me vestí de perdón ...
me bañé con el elixir del amor ...
ungí bálsamo de paz a mi piel ...
y cada poro destilaba amor ...
cada milímetro de mi piel
destilaba bálsamo de miel ...
Hoy ...
me vestí de amor ...
de sensualidad ...
y no es casualidad ...
que la sensualidad
hoy ...
me va muy bien .

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miércoles, 25 de octubre de 2023

Lu Sesma






Después de varias semanas
de oscuridad,
hoy por fin, abro el armario
para guardar en él
todas mis gastadas vestiduras.
Las perchas se apelotonan en su barra
como los años recorridos.
Cojo la primera percha
y cuelgo en ella la angustia,
arrugada y descolorida
de tanto usarla.
En la segunda percha
cuelgo el miedo.
La coloco al fondo
para que me cueste encontrarla
la próxima vez que abra el armario.
Busco otra percha vacía
y cuelgo en ella las manías,
son muchas,
y tendré que comprar perchas nuevas,
así que, por el momento dejaré algunas fuera,
que todavía me pongo.
En la última percha
colgaré algún sueño perdido
que ya no me sirve.
Lo estiro bien,
con cuidado, con mimo,
por si tengo que volver a ponérmelo alguna vez.
Lo pongo entre las perchas
de la nostalgia y la infancia.
Sigo buscando más perchas vacías, quedan pocas
y me cuesta encontrarlas.
Descubro la percha donde hace meses colgué la ilusión.
Hoy me apetece ponérmela,
me queda bien, me encuentro guapa.
Cierro el armario
hasta la próxima vez.
Nunca me ha gustado
colocar los armarios,
seguiré otro día.

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martes, 24 de octubre de 2023

José Carlos Becerra



Esta noche yo te siento apoyada en la luz de mi lámpara,
yo te siento acodada en mi corazón;
un ligero temblor del lado de la noche,
un silencio traído sin esfuerzo al despertar de los labios.
Siento tus ojos cerrados formando parte de esta luz;
yo sé que no duermes como no duermen los que se han perdido en el mar,
los que se hallan tendidos en un claro de la selva más profunda
sin buscar la estrella polar.
Esta noche hay algo tuyo sin mí aquí presente,
y tus manos están abiertas, conde, no me conoces.
Y eso me pertenece ahora;
la visión de esa mano tendida como se deja el mundo que la noche no tuvo.
Tu mano entregada a mí como una
adopción de las sombras

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José Antonio Fernández García



AUSENCIA


Extender los brazos entre las sábanas
mientras las luces opacas de una cartelera se vende en las esquinas,
con la sed agónica de una rosa a mediodía,
a lomos de un corcel blanquísimo ajeno a la luna
y caer herido
en la frivolidad de la sed,
en el crepúsculo invernal de ese lado hueco de la propia alcoba.
Extender los brazos entre las sábanas
con una esmeralda tapizada en la boca
mientras tu nombre sobrevuela el aire
pestilente de las almohadas
como un suspiro envuelto entre rejas,
para reventar el tacto en el marco de una puerta sellada,
en la gota de una lágrima silenciosa y desapercibida.
Extender los brazos entre las sábanas
y replegar el corazón en la noche: abrir de par en par
las ventanas
para estallar en plena luz artificial de un cartel
a precio de prostíbulo
y destrozar el alma, al fin, con un beso sin azucarillo
que nazca desde el espejo del recibidor, sucio y frío.

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lunes, 23 de octubre de 2023

Agustín García Calvo



(ÉL)


Quisiera saber hacer
un conjuro de veras,
con unas gotas de miel,
un chorrito de arena,
para que del fondo de tu lejanía
aquí de pronto
te aparecieras.
Me faltas, mi niña, tanto,
que ya palpo tu ausencia,
tus pestañitas de miel,
tu cintura de arena,
que, de tanto casi que te echo de menos,
más, más te siento
que si estuvieras.
Y sin embargo (ya ves),
aunque tanto te sienta,
no sé qué falta, que no
es la cosa que era,
que el recuerdo hambre de tu masa tiene,
y pide, el loco,
que estés de veras.
Haré un hechizo por ti,
aunque hechizos no sepa,
con ramo de avena loca,
con dos hojas de menta,
con el humo blanco de gamona y malvas,
para olvidarte, .
para que vuelvas.

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Alejandra Pizarnik



REMINISCENCIAS

y el tiempo estranguló mi estrella
cuatro números giran insidiosos
ennegreciendo las confituras
y el tiempo estranguló mi estrella
caminaba trillada sobre pozo oscuro
los brillos lloraban a mis verdores
y yo miraba y yo miraba
y el tiempo estranguló mi estrella
recordar tres rugidos de
tiernas montañas y radios oscuras
dos copas amarillas
dos gargantas raspadas
dos besos comunicantes de la visión de
una existencia a otra existencia
dos promesas gimientes de
tremendas locuacidades ajenas
dos promesas de no ser de sí ser de no ser
dos sueños jugando la ronda del sino en
derredor de un cosmos de
champagne amarillo blanquecino
dos miradas cerciorando la avidez de una
estrella chiquita
y el tiempo estranguló mi estrella
cuatro números ríen en volteretas desabridas
muere uno
nace uno
y el tiempo estranguló mi estrella
sones de nenúfares ardientes
desconectan mis futuras sombras
un vaho desconcertante rellena
mi soleado rincón
la sombra del sol tritura la
la esfinge de mi estrella
las promesas se coagulan
frente al signo de estrellas estranguladas
y el tiempo estranguló mi estrella
pero su esencia existirá
en mi intemporal interior
brilla esencia de mi estrella!  


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sábado, 21 de octubre de 2023

Miguel Angel Cañada Castellano



EL PAÍS DE LAS MARIPOSAS


Llegué al país de las mariposas,
intentando aletear unas alas
que brotaban de mi garganta.
Contemplé un mar
de margaritas, envueltas
unas con otras, con pétalos
mustios y hojas pardas.
Estaban todas ocupadas
incluso, la mía,
y no quise ASEDIARLA.
Un país, donde la belleza
no está en la cresta de una ola,
sino en la arena dispersa
esperando momento
a momento, mojarse
para convertirse en MASA.
Allí la luna no ilumina
la noche, se queda
escondida y asustada; sabe
que quieren pintarla
con los colores grises de la FALSA.
Llegué al país de las mariposas,
y decidí marcharme
por que tú…
NO ESTABAS
y tampoco
la ESPERANZA.

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domingo, 15 de octubre de 2023

Natalia Belleq.



Voy a guardar silencio,
a fingir que no te quiero
a suplicar un inmortal momento.
Voy a ponerme la coraza,
la de acero,
esa que se escapa
cuando se muere el alma
y resucita el cuerpo
Voy a tener que buscar
a ver si lo encuentro
un trozo de corazón
que te llevas cuando estás lejos,
una huella, una razón,
un oscuro sentimiento.
Y es que no es cuando no te veo
ni siquiera cuando no te siento,
es ésta puta enfermedad,
de tener que echarte de menos.
Voy a guardar silencio
a fingir que no te quiero
a suplicar un inmortal momento...

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Eva García Madueño



Es en la memoria del agua
donde encuentro todas las respuestas.
Allí donde habita la luz
y el color se diluye
-despacio- entre las ondas.

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Belén Reyes



DEJADME QUE ME QUEDE UN DÍA TRISTE

Dejadme hoy, un segundo,
que sufra a pierna suelta.
Que me meta los dedos
en el alma y devuelva
lo que aún no he digerido
y ni siquiera es mierda.
.
Vamos a ver qué pasa
si por un día tengo
la libertad enferma
de hacerme mucho daño.
De juntar las heridas
en un morboso ramo.
De hurgarme las narices del pasado,
y amasar los recuerdos
en un viscoso estado.
.
Vamos a ver qué pasa
si hoy me da por miraros
con los ojos desnudos
de mí misma. Y me paro
como un reloj de venas
que se infarta en el cuarto.
.
Dejadme que me quede
un día triste.


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Elena Medel

 

 

Árbol genealógico

Yo pertenezco a una raza de mujeres con el corazón biodegradable.
Cuando una de nosotras muere
exhiben su cadáver en los parques públicos, los niños se acercan a curiosear en su
garganta de hojalata, se celebran festines con moscas y gusanos, me cae mal porque me
hizo sonreír a mí, que soy tan triste.

A los treinta días exactos de su muerte el cuerpo de esta extraordinaria raza
se autodestruye, y a las puertas de vuestras casas llaman los restos del alma de las mujeres
sobrenaturales,
chocan contra vuestras paredes, sus empastes y sus uñas agujerean vuestras ventanas
hasta que sangran nuestras aortas clavadas en la tierra, igual que las raíces.

Al morir nos abren el estómago, examinan con los dedos su interior, rebuscan entre las
vísceras el mapa del tesoro,
sacan sus dedos negros de todos los poemas que se nos han quedado dentro con los años.

Un espectáculo.

Pertenezco a una raza desarrollada más allá de los púlpitos. Soy una de ellas porque mi
corazón mancha al tomarlo entre las manos, porque coincide en tamaño con el hueco
de un nicho;
fresco y dulce como el de un animal, chupad mi corazón para que, al morir, sepan que
hemos estado juntos.

Soy una de ellas porque mi corazón será abono. Porque mi sangre, que es la suya, sube y
baja por mi cadáver como por escaleras mecánicas;
porque el fundamento de mi carácter, al descomponerse, se incorpora a una especie salvaje
que ladra y que hiere y que te lleva a su terreno, que ignora las afrentas, que jamás se
extinguirá.

(De Tara)


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Erika Martínez




Un hombre horizontal

habita el falso techo de mi casa.
Cuando recorro el pasillo
repta sobre mí
como un soldado a tierra
y repite con acento extranjero
cada palabra que digo.
Atrincherado en la altura,
desgasta el yeso oscuro
con su runrún de termita.
Se acomoda, gana terreno,
consigue que sea yo
quien se esconde.


(De El hombre del falso techo).

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Josep M. Rodríguez

 



El corazón del bosque

Tras la tormenta,
el arroyo enfangado                                                                                                                                                          fluye                                                                                                                                                            pesadamente
como una babosa.

 

Lo que queda de día
reluce en un pedazo de metal.

 

Es una lata roja, de refresco,
que bien parece el corazón del bosque.

 

Cierro los ojos y oigo su latir:
Arritmia de las gotas al caer de los árboles.

 

El aire huele a hinojo                                                                                                                                                          y hace frío.

La realidad se escapa a la mirada:

Aunque me esfuerce,                                                                                                                                                          siempre está incompleta.

 

Igual que la sonrisa

de una boca sin dientes.

(De Raíz).

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Antonio Lucas


 


A veces, cuando parece la noche un tigre sonando,
un hueco absoluto.
Cuando tan solo un rumor o una sombra se incendias
despacio, al borde del frío,
y alguien corona en silencio el desorden del agua
con una tristeza imposible,
¿para qué te acercas con tu solo pecho ausente?

¿Por qué no escribes en mis brazos
tus heridas diminutas?

(De Antes del mundo)

*********

Carlos Pardo

 



Los alanos emigraban.
El astrólogo cosía el cielo.

En las llanuras y en las cordilleras,
en los bosques de escombros mitológicos
los tilos esparcían su ortodoxia,
golpeaban al alba los baldones
de pacíficos reinos,
vertían plomo en campos roturados.

A ti y a mí
bajo el caparazón de un cielo rosa
nos cuida el siglo XXI:
cónsules de la retaguardia,
altivos aranceles del amor aduanero.
El alma en su paisaje
filosofa; es el tacto
quien nos da la razón.

Te quiero al modo de los viejos
pintores del trecento,
humana y geométrica,
ojos negros, piel blanca,
rebeca roja
y camiseta verde militar.

Ya debería el tiempo andar por ahí.

Las tejas son del gris del dragón de Komodo.

Las horas de la tarde
nuestras contemporáneas.

(De Echado a perder)


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Juan Manuel Romero

 



Igual que quien injerta
sobre la rama abierta el brote nuevo,
así te llevo en brazos al dormirte.
Me ha pesado entender que dando vida
estás atándote a la vida,
y creces cuando ayudas a crecer.
Cada día me ato más a ti
para que corra el tiempo por nosotros.
Te llevo en brazos
pero eres tú quien me sostiene.


*************************

Miriam Reyes

 



No tengo casa a la que volver
ni esperanza de la que colgarme
por eso camino.

Las casas se derrumban a mi paso
la tierra es una alfombra de escombros.
Me detengo a admirar la belleza de las palas mecánicas
los movimientos de las excavadoras me erizan de deseo.
De noche las contemplo:
los perfiles inmóviles de las palas
descansando sobre el cielo azul cobalto
al lado de la luna de luz nacarada
son aún más hermosos que los brazos de los hombres que las manipulan
y las excavadoras
con sus enormes bocas abiertas y llenas todavía
de tierra y escombros
parecen enormes animales muertos.

Mis padres me enseñaron a no tener nunca nada.
Ellos me enseñaron a no volver nunca a casa
a no decir nunca esta casa es mía
aquí me quedo yo
en este lugar que amo.

Cierro la puerta y no necesito mirar atrás para saber
que la casa ya no existe más.
En ninguna parte sin hablar con nadie estoy
pero si nos cruzamos
puedo enseñarte a caminar sonriente sobre la desolación.

(De Espejo negro)


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sábado, 14 de octubre de 2023

Jorge Novak Stojsic Sarac



ASÍ SIN PENSAR EN NADA...

en las tardecitas
calladas
cuando se escapa el sol
despacio
y discuten
los últimos pájaros
dónde pasar la noche
y la luna
como distraída luna llena
bostezando sombras
acaricia
el camino largo
y todo huele a hierba
no sé porqué
y sin pensar en nada
a veces
algunas veces
se me descuelga
un lagrimón

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Alejandra Pizarnik.



Mi cuerpo se abría al conocimiento de mi estar
y de mi ser confusos y difusos.
Mi cuerpo vibraba y respiraba
según un canto ahora olvidado.
Yo no era aún la fugitiva de la música.
Yo sabía del lugar del tiempo
y el tiempo del lugar.
En el amor yo me abría
y ritmaba los viejos gestos de la amante
heredera de la visión
de un jardín prohibido.
La que soñó, la que fue soñada.

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Rosa Chacel.


Yo me encontré el olivo y el acanto

A Nikos Kazanzaki



Yo me encontré el olivo y el acanto
que sin saber plantaste, hallé dormidas
las piedras de tu frente desprendidas,
y el de tu búho fiel, solemne canto.
El rebaño inmortal, paciendo al canto
de tus albas y siestas transcurridas,
las cuadrigas frenéticas, partidas
de tus horas amargas con quebranto.
La roja musa airada y violenta,
la serena deidad épica y pura
que donde tú soñabas hoy se asienta.

De estas piezas compongo tu escultura.
Nuestra amistad mis mismos años cuenta:
de ti hablaban mi cielo y mi llanura.

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Ana Pérez Cañamares



Los viejos que van en zapatillas por la calle
como si el mundo fuera un pasillo
y todos los caminos, el camino de la alcoba al baño.
Nos miran sin entender para qué o quién nos vestimos
por qué nos acicalamos para ir al matadero.

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Edit Checa



A LAS MUJERES MALTRATADAS
PUÑOS QUE DICEN AMARTE



Tras la fatalidad de tus ojos,
que son de mármol blanco,
porque olvidan,
hay un liviano vahído de versos,
que mecen tus cabellos de ideas
fragmentadas a golpes.
El silencio se bambolea
entre los brazos perdidos de la Venus
que bañó su ilusión
en un mar que no era suyo.
Has caminado errante,
y tenías los ojos demasiado azules de libertad,
y la boca jugosa, fruta entregada.
Es una forma ingenua
de dejar que te atropellen el alma.
Se ha estremecido el aire oro de una tarde
que ya es piedra.
¿Quién quiere ver tu boca
cosida por puños que dicen amarte?
Hay un agua hirviente que pasa de vaso a vaso
hasta convertirse en sangre.
Es una consagración endemoniada
de la que sólo tú puedes huir.
Y los demás, giramos los ojos mirando eternidades
como si los obreros del alma se hubieran puesto en huelga.

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Pedro Javier Martín Pedrós. Del libro: Miro el reloj y quedo ciego.



Autor del montaje: Ambro Pardo Carmona
 

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Manu Chao


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Paola Ferrari



Hojas sin tinta.
Ya se me durmieron los versos
Solo me quedan hojas sin tinta
El sueño
La distancia, tus manos.
Ya se me ha roto la dicha
La incertidumbre
La maraña, el malentendido
Llevo en mis bolsillos
Una esperanza truncada
Hecha de soñarte
Con lenguaje de palabras y tacto
Y dos miradas perdidas
Llevo un corazon hambriento
Deseoso
Insatisfecho
Y un alma desahusiada
Esperando tu nombre
En la breve comisura de mis labios
¿Sera que la lluvia dejo tus besos bajo la puerta y la tormenta me nubla?
Sera que no puedo sentir tu latido en el agua que me vive, en la sed que me alimenta?
Dime... ¿porque siempre estas tan lejos cuando mas te necesito?
Preguntare al alba, de tus sueños
Se que bajo tus parpados
Aun puedes respirarme
Aunque las hojas se duerman sin tinta
Aunque mis labios se mueran de espera
Aunque mis letras ya no te necesiten...
Fuentes profanas.

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Julio Cortázar.



Si de tu boca no sé más que la voz
y de tus senos sólo el verde o el naranja de las blusas,
cómo jactarme de tener de ti
más que la gracia de una sombra que pasa sobre el agua.
En la memoria llevo gestos, el mohín
que tan feliz me hacía, y ese modo
de quedarte en ti misma, con el curvo
reposo de una imagen de marfil.
No es gran cosa ese todo que me queda.
Además opiniones, cóleras, teorías,
nombres de hermanos y de hermanas,
la dirección postal y telefónica,
cinco fotografías, un perfume de pelo,
una presión de manos pequeñitas donde nadie diría
que se me esconde el mundo.
Todo lo llevo sin esfuerzo, perdiéndolo de a poco.
No inventaré la inútil mentira de la perpetuidad,
mejor cruzar los puentes con las manos
llenas de ti
tirando a pedacitos mi recuerdo,
dándolos a las palomas, a los fieles
gorriones, que te coman
entre cantos y bullas y aleteos.

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viernes, 13 de octubre de 2023

Gema Cepeda



No sé si hacemos el amor o
el amor nos hace a nosotros.
Sábanas blancas al sol ondean
por un murmullo machacado.
¡Cuentámelo al oído!
Aviso que las sardinas tienen más
agallas que algunos sentimientos.
Polvo de estrellas hacen migas
en una noche en pañales.
No todos besan igual, ni todos
los besos saben a frambuesa.
Humedad cristalina en
cada trozo de recuerdo.
No tengas temor a entregar el alma.
Se busca una eternidad en las costillas.
Llorar y llorar, limpiarse las lágrimas
y volver a sonreír.
Aferrarse al último halo de un sueño intacto.
Sesgar la herida para que vuelva a sangrar.
Tierra, fuego, oxígeno, luz y serotonina.
Salvando reos fugados de la
prisión de la pasión.
Se lustran las aldabas que abren
las llagas de un mutismo voluntario.
De los corazones salen voces,
de los lagos cisnes.
Los ilustrados escriben poesía
sobre unos pergaminos
tan especiales que
no se encuentran en ningún libro.
Un hombre y una mujer.

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jueves, 12 de octubre de 2023

Patricia Benito



Berrinche
Huyo de escribir.
Me cuesta entender
por qué hay gente que lo busca.
Supongo que por el después.
Por los nudos desatados
y los pulmones hinchados.
Por todas esas cosas
que ahora ni recuerdo.
No quiero escribir.
Huyo del berrinche.


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Pilar Blanco Díaz

 


SI SUPIERAS LO QUE A VECES…


Si supieras lo que a veces
me cuesta respirar-garganta a la deriva-
remontando el abismo líquido de las aguas;
si supieras
del ansia de no hundirse,
la lucha permanente del cuerpo braceando
por mantener el ritmo de la respiración,
por desoír la dulce llamada de lo oscuro
-sirenas escondidas acechando mi sangre,
conduciendo hasta el fondo la lava de mis venas,
queriendo convertirla en maraña
de líquenes y erizos,
si supieras…
El peso del cuerpo oprime los pulmones,
el roce de la vida araña hasta la encía,
el goteo el alma desangra todo empuje,
todo sueño gastado,
toda alba de futuro presentida; y más…
ay, si supieras
que vivo a flor de agua, y no se cómo,
y ya no se nadar
ni mantenerme.


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Joan Brossa



Si fueras una ola, serías mi juego favorito.
Si me quisieras siempre, serías la plenitud.
Si fueras una manera de hablar, serías el diálogo.
Si lloraras inquieta, te buscaría y no te encontraría.
Si fueras una puesta de sol, serías la más bella de todas.
Si fueras un árbol, serías un cedro.
Si ostentases colores, serías blanca y roja.
Si fueras la nieve, pasarías más allá.
Si fueras una sustancia, serías el bálsamo.
Si fueras sustituida, serías la madera de una columna.
Si yo fuera un barco, te llevaría delante mismo de la proa.
Si no fueras una muchacha, serías una rosa silvestre.
Si fueras una estrella invisible, serías el mutuo amor.
Si me rodeases suavemente y te disolvieses, serías el rocío de la
noche que moja los árboles.
Si desfallecieras, serías un escudo roto.
Si fueras una flor, nunca te apagarías.
Si relampaguearas, serías talmente una piedra engastada del color
del flujo del mar.
Si te viese en cualquier lugar, te señalaría a ti.
Si fueras indiferente, serías el crepúsculo.
Si me mirases distraídamente, serías mi esperanza.
Tu presencia me parece la forma más placentera de la armonía
misma.
Si la música se llenara de ti, brotaría un acorde grave y lastimero.
Si fueras un trébol, serías la llave de la aurora.
Si fueses la suavidad, serías el peso del agua.
Si fueras la tristeza, serías los días y el tiempo.
Si fueras un deseo, serías pasión desplomada.
Si fueras la luna, serías un ala.
Si fueras un reloj, serías un círculo profundo.
Si fueras el espacio, serías su mitad y su centro.
Si no fueras una estrella favorable, serías una roca que defiende
un territorio.
Si te escondieras de mí para siempre, serías la noche circundante.
Si fueras un camino, serías la orilla del mar.
Si fueras un jardín, serías un astro de flores.
Si fueras un paisaje, serías un bosque que respira.
Si fueras un anillo, serías eternamente irrompible.
Si fueras sombra densa, serías un camino entre los astros diáfanos.
Si fueras una tarde, serías un día.
Si fueras un año, serías un siglo.
Si fueras un ruido, serías el ruido de unos pasos que resuenan
oídos en secreto.
Si fueras un pedestal, serías una isla azulada.
Si el mundo fuese roto en pedazos, serías su silencio.
Si inclinaras más la frente, el corazón tintinearía claro.
Si suspiras, el tiempo que pasa se vuelve dulce.
Si te encaramas por el cielo, en la meditación te encuentro.
Si fueras una bolita, serías una sola gota de agua.
Vives en el sentido de la llama, no en el de la ceniza.
Si fueras un número, serías una cantidad inacabable.
Si mudaras de forma, serías una montaña oscura y agradable.
Si fueras el viento terral, dormirías sobre una cola de colores.
Si te conociera la lluvia, caería en el lugar que tú indicaras.
Si intentaras salvar a alguien, lo llenarías de espigas.
Si fueras una pared, te escudarían los árboles.
Si cayera la luz, serías la copa de cada día.
Cubrirías la juventud, si fueras la madrugada.
Si pasara el otoño, tú serías la primavera inminente.
Si fueras un color, serías la alegría del sol en un bancal de hierba.
Si fueras una voz, tendrías el color de un perfume.
Si fueras un perfume, tendrías la voz del color que te llevara.
Si fueras un cristal, apagarías los suspiros.
Si fueras un desierto, ondearías sin ningún límite.
Si eres una palabra, serías amarse
Si fueras un ídolo yo prepararía tu adoración en los santuarios.
Si fueras tibia claridad, te rodearías de rebaños.
Si fueras una gota de sangre, iluminarías.
Si el mundo de vida fuera todo soledad y caos, ya estarías destinada a
manifestarte.
Si el mundo fuera una brumosa caverna, en ti convergerían infinitudes.
Tu eres el más bello reflejo de la Imagen primordial
Que allende los tiempos se multiplica inexpresable.



Versión de Alfonso Alegre y Victoria Padilla

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