miércoles, 11 de septiembre de 2024

Ana Pérez Cañamares

 




ENTONCES, ¿TÚ TAMBIÉN ME VES ASÍ?


Entonces ¿tú también me ves así?
¿Tú también me ves fuerte?
Porque le echo cayena a la comida,
porque bebo como un hombre
(un hombre que bebe mucho)
porque me he horadado el cuerpo
-y el cerebro-
porque he parido a cuatro patas
como una hembra en su guarida
porque okupé en Londres
porque he hablado en público
y he lavado y vestido a mi madre muerta
porque me he rapado el pelo
y lo he teñido de amarillo
porque he dormido sola en el monte
y he puesto a conversar
mi oscuridad con la oscuridad de fuera.
Así que tú también me ves fuerte.
Serás de los que te sorprendas
el día que me desplome;
insistirás en que nunca me viste
dar una señal de debilidad
o de abatimiento.
Te equivocarás como todos
y no podré culparte:
toda la vida llevo apoyándome
en esta fama de fuerte.
Sólo yo sé que la fama camina
sobre muletas podridas.

Lu Sesma

 




Y mi carne caerá sobre esta tierra
y la lluvia me lavará la cara,
porque aquí están los sentimientos,
las emociones, la vida y la muerte.
Porque los recuerdos
dormirán aquí, contigo,
en la tierra fértil, morada de raíces,
cimientos de nueva vida.
Nueva vida que crecerá contigo,
tu nueva vida que crecerá conmigo,
otras nuevas primaveras te verán
y nuevas lunas iluminarán tu alma.
Tus ramas me darán la sombra,
el sosiego que mi cuerpo necesita,
y el viento me traerá aromas, caricias
y colores..., de otra vida.
Hasta siempre...

AMADO NERVO

 


 


¡ESTÁ BIEN!

Porque contemplo aún albas radiosas
y hay rosas, muchas rosas, muchas rosas
en que tiembla el lucero de Belén,
y hay rosas, muchas rosas, muchas rosas
gracias, ¡está bien!

Porque en las tardes, con sutil desmayo,
piadosamente besa el sol mi sien,
y aun la transfigura con su rayo:
gracias, ¡está bien!

Porque en las noches una voz me nombra
(¡voz de quien yo me sél), y hay un edén
escondido en los pliegues de mi sombra:
gracias, ¡está bien!

Porque hasta el mal en mí don es del cielo,
pues que, al minarme va, con rudo celo,
desmoronando mi prisión también;
porque se acerca ya mi primer vuelo:
gracias, ¡está bien!

Saray Pavon

 





 Ahora...





Ahora lo entiendo todo.

Es más fácil esconderse tras la cámara,
ser una fotografía,
la realidad que quieres.

Vivir la vida como si fuese una película
y no exponerse
a los sentimientos.

Medir las palabras
en píxeles abiertos
o cerrados que juegan
a la ruleta rusa.

Ahora lo entiendo todo
y, por eso, marcho. 

Adolfo Burriel

 


 








Los gendarmes revisan




Los gendarmes revisan
el pulgar de los ladrones, pero callan los robos millonarios,
los ladrones se aferran a las rejas con su pulgar de tinta,
no así si son pulgares millonarios,
y las madres escupen a los jueces.
Después es solo llanto.
Rosy Carter no huyó (o huyó), tampoco ha vuelto,
como todos los presos que se olvidan
en un montón de perros apagados.
Ni noche son ni luna los amaina.
Ni Rosy Carter existió sino en las dobles cárceles del sueño.

Marta Pumarega Rubio

 





Escribo de noche

y nadie atiende mis plegarias,
soy una insomne
en un mundo de dormidos,
una naufraga más
siguiendo las estrellas.
Ni un pájaro puede salvarme.
Abro mis manos
y tan solo palabras,
el silencio que arremete
contra el cuerpo,
la oscuridad dilatando la pupila.
Escribo de noche
con la única luz
de un poema.

Luis García Montero

 




POR SEPTIEMBRE


Por septiembre
se te llenan de sótanos los labios
y es relativo el cielo
después de haberte visto preguntarle a la vida.
Pero también el cielo,
arrugado y preciso
como tu cazadora adolescente,
quiere estar entreabierto,
brillar recién amado,
descansando en la hierba
el peso de su larga cabellera de nubes.
Por septiembre
se te llenan de humo los síes en la boca.