miércoles, 1 de febrero de 2017

Ángela Mallén



El Mediterráneo de cuando éramos niños, con sus grandes toallas de colores y su olor a mariscada. El Mediterráneo de nuestros primeros besos y de los septiembres tristes. Ese Mediterráneo donde nacieron las civilizaciones y las lenguas madres, donde se bañaron nuestros tatarabuelos y podrían seguir bañándose nuestros tataranietos. Ese mar cerrado que sin embargo nos abre a los otros. El mar de los turistas color cangrejo y de las carabelas fenicias. El mar de las utopías, de las mitologías, de las epopeyas y de las odiseas.
Tenemos tanto que decir sobre el Mediterráneo. Quienes nacieron a sus orillas, quienes nos criamos en su regazo, quienes lo cruzaron agonizando y quienes sucumbieron. Tenemos tanto que decir sobre el Mediterráneo.
Tenemos tanto que lamentar sobre el Mediterráneo. Quienes contaminan sus aguas, quienes emponzoñan su cultura, quienes pisotean su historia, quienes tergiversan su presente, quienes saquean sus tesoros, quienes descargan su munición, quienes rearman a sus ejércitos, quienes callan y otorgan, quienes hablan manteniendo equidistancia. Tenemos tanto que lamentar sobre el Mediterráneo.
Entre todos lo estamos matando y entre todos podríamos salvarlo.
http://angelamallenzapata.blogspot.com.es/2017_01_17_archiv…

La imagen puede contener: océano, agua, exterior y naturaleza





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