miércoles, 15 de febrero de 2017

Ana García Briones








Te regalaría
todos los domingos
que me quedan ,
el sueño de un suspiro
adolescente,
aquella melodía de piano
que ahuyenta las tristezas.

Te regalaría
una puerta hacía las nubes,
aquel baile de la orquesta
en madrugada,
el olor a piedra en los silencios,
aquella balada
que hace reír a los ojos
y crecer eternos
los instantes
que perciben la música





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