lunes, 12 de junio de 2017

ABEL OCHOA SUÁREZ








Y cuando venga la aurora llena de goce,
se fundan en una sola tu alma y la mía.
(Willie Colón)

Para Ana Cristina


Ser como un diente montado en otro
y que el odontólogo diga: “esto es amor”.
Ser como los piojos en una cabeza de jardín de infantes
y que la parvularia diga: “esto es amor”.
Ser como el sudor en la masa de harina, levadura y agua
y que el panadero diga: “esto es amor”.
Ser como el cansancio en el futbolista que entró al final
y que el preparador físico diga: “esto es amor”.
Ser como el orine que baja desde un poste hasta la acera, dibujando ciudades repletas de urinarios
y que el borracho diga: “esto es amor”.
Ser como un grano en la nariz de una quinceañera antes de la fiesta
y que el espejo diga: “esto es amor”.
Ser como agua hirviendo cayendo desde un balcón
a dos perros apareándose
y desde otro alguien diga: “eso fue amor”.


O ser apenas
como el rayito de luz inexorable
metiéndose todos los días
en la ropa
recién tendida
.

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