sábado, 17 de junio de 2017

Ramon López Velarde













Doy a los cuatro vientos los loores


de tus dedos de clásica finura


que preparan el pan sin levadura


para el banquete de nuestros amores.


Saben de las domésticas labores


lucen en el mantel su compostura


y apartan, de la verde, la madura


producción de los meses frutidores.


Para gloria de Dios en homenaje


a tu excelencia, mi soneto adorna


de tus manos preclaras el linaje.


Y el soneto dichoso, en las esbeltas


falanges de mis índices se torna


una sortija de catorce vueltas.

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