jueves, 13 de julio de 2017

Xiana Arias Rego





NO CONCILIADAS

Nos reconocemos en el dolor:
No fue fácil ir a las fiestas.
Al volver pasábamos días
y noches enteras atadas
a las patas de las camas.
No éramos lobas pero
teníamos hambre.
Nos reconocemos en la rabia:
El cuarto oscuro, en silencio,
en una esquina la niña se tira del pelo
y grita tanto…
Nos reconocemos en la música:
Este es el ruido de pelar una patata.
No es más que eso. Es el ruido de
pelar una patata.
Junto al ritmo del corazón acelerado.
Nos reconocemos en la duda:
Cuanto aguantará la mano
en la olla de agua hirviendo?
Cuanto tardaré en decir
lo que quieran que diga?
Las no conciliadas entendemos
de torturas, inviernos y metales.
de bocas con pañuelos mojados.
del tendido eléctrico.
De los besos que duelen.
De todo este humo.
De aquel amor.
De toda esta tontería.
Que los pillos decían “yo quiero moler”
Y parecía que
había que abrir el molino a cualquier hora.
Bournemouth, Inglaterra, el número de lote 1927 (s/d del autor)
Pero aprendemos a meterles los dedos en los ojos.
Unas atrás de otras empezamos a ARDER.


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