martes, 17 de octubre de 2017

Juana Rios.




Siguieron abriéndose los párpados
cada mañana
aunque el hambre fuera un perro que mordía por dentro,
porque la vida era una luz que prendía en los ojos.
Y mujeres de pan caliente
siguieron pariendo niños
de miel y sangre
en sábanas blancas.
Porque acaso eso era ser héroes,
resistir y arañar el frío,
sonreír bajo lo tibio de un sol de invierno,
amar aun en el silencio de las palabras,
agarrar muy fuerte las manos del otro,
abrazarse y soñar.




Foto: Elliott Erwitt 1952

La imagen puede contener: una o varias personas y personas de pie

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