viernes, 20 de octubre de 2017

LOLA FONTECHA


DUELE EL OLVIDO, MADRE



Duelen los días, madre,



traspasa la piel el frío de tus manos en mi cara,



y rompe el alma



tu mirada perdida en el horizonte del olvido.




Duele el gris que anida sobre azul en tus ojos.



El silencio sin memoria enfadado con el mundo,



grita a los cuatro vientos



por haber perdido el mapa para llegar a ti.




Madre, me duele ver



que has dejado de mirarte al espejo



por miedo a no reconocerte.




He perdido el norte, madre,



los olores derrocharon significados



en el tropiezo de tus pies sobre la remembranza.




El papel de tu recuerdo ha quedado níveo,



tragando las letras del pasado,



y mi nombre se ha desorientado



jugando al escondite entre palabras olvidadas,



temblando como una hoja.




Hoy, el agua de la lluvia en mis ojos,



ha borrado la huella de tus pasos.



La melodía de tu nana ya no acuna mi sueño



porque la luna se olvidó de salir.



No hay marea, madre,



las coquinas quedaron olvidadas en la playa,



ya nunca más serán recogidas por nuestras manos



ni las olas del mar nos empujarán para sonreírle a la cara.




He amontonado los recuerdos en un cajón,



de él iré cogiendo aquello que precise



para no olvidarme de ti.




Duele tu olvido, madre,



por ello voy a restituir a tus pasos los colores



que permanecieron en el camino falso,



creado por la imaginación en blanco…



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