miércoles, 22 de noviembre de 2017

Anabel Cáceres





SOY CULPABLE

Mi sentencia se firmó
sin papel ni cartabón
en una tarde de diciembre,
se rasgó mi dolor...
los minutos eran
el presagio del dolor,
esa llamada, la declaración
que muy dentro se clavó.
La espera siguiente, la desolación.
La noche, la esperanza que murió.
Las palabras hirientes,
la puñalada de traición
el mundo se rompió de repente
y volé muy cerca del sol.
La antesala al ocaso era mi vida
y mi fuerza se perdió.
¿Donde quedaban las risas?
La sangre allí quedó,
vivo el día a día sin esperar explicación.
La ponzoña es mi miedo,
el que me ronda y me roba la voz.
¡Soy culpable!
Pero confieso...es por dar amor.
¡Condénenme por favor!

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