Hoy no te paraste. Hoy seguiste calle abajo sin el resorte de volverte. Seguiste como el cuerpo que se orienta en el vacío, que poco a poco muere entre las pisadas. Como una sombra de mimbre, como los cuerpos desnudos, como el descaro del argumento malsano. Dejaste que una parte de mi rompiera, presionara mi carne, mi piel, mansamente. Me quedé anclada en el resorte de tu mirada perdida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario