miércoles, 20 de diciembre de 2017

Manuel Moya





CIELO SEGUNDO (JRJ)


Porque él, cielo, no busca tu nombre,
ni tu claridad tampoco, ni tus puros vencejos,
ni el redondo sol que te hace azul.
Porque siendo así como sus manos,
como la respiración, como la urgente
humedad del pensamiento,
lagar al fin, sudor, recámara,
él no busca tu nombre,
no busca esa luz tuya que es toda la gracia,
y que lo invade y que lo vence.

Que él, cielo, sólo quiere merecer
las cosas que traen tu luz.
Merecerlas como un buey al final de la jornada
se merece su ración de avena,
su plectro de sombra y su descanso.
Busca, cielo, merecer, eso tan solo,
verte en tu simpleza, tuya, inmaculada,
para, después de todo,
cuando hayas de caer sobre él,
cerrar los ojos, desnudarse,
y llegar a sentir que ese azul que le entregabas
no fue en vano.


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