domingo, 8 de diciembre de 2019

Manuel Moya





Escucho la palabra patria
y sin querer alzo las manos
en señal de rendición,
cuando en el aire restallan las banderas
siento que me abofetean y me amordazan,
si alguien desde una tarima
me invita a ser de “los nuestros”,
suelo huir,
pues no conozco otra forma de
protegerme y escapar a sus palabras.

No, no me golpeen más con la patria,
no me amordacen más con las banderas,
que nadie se suba a una tarima,
por favor,
que no tenga que sortear ningún escudo
ni a ninguna razón o sacerdote
tenga que aceptar mientras me abre
con un hacha la cabeza.

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