No sé cuánto me costará
explicarte que hoy
a las tres de la mañana
detesto pensarte.
No sé si es ético
o si tiene sentido
darle explicaciones al silencio
que conversa conmigo
en la cocina.
No sé cuándo acabará
esta madrugada
ni la madrugada siguiente.
Apenas tengo la certeza
de tener que convivir
con el enigma de las cosas
que no vuelven.
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