domingo, 9 de mayo de 2021

Antonio de Padua

 




EN SOLEDAD

A las once de la noche desconecto
y pienso sólo en tí.
Me suelo perder por la casa,
es pequeña, pero con un mar gigante,
y te busco por los armarios empotrados,
en la mesita de noche,
elevándote en el humo del cigarro,
en la bañera,
-éste podría ser un buén sitio-
enciendo el televisor
y te busco entre el público,
en la orla universitaria
por si acaso estudiaste conmigo,
dentro del jarrón de la cocina
y entre las sábanas.
Cuando ya sé que no estás,
abro de par en par la ventana,
y en la completa oscuridad nocturna
escucho el vaivén tranquilo del océano:
ahí si que estás,
tan azul que tus ojos me miran;
sonrío levemente
y grito tu nombre,
para que la noche
se bañe con él.

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