sábado, 8 de julio de 2017

Eva Hernández





Nada fue igual después de probar la sal de su piel...
Dos bocas, un pulmón;
El ansia compartida,
cabalgando entre olas de pasión.

Nada fue igual después de su voz...
El nombre pronunciado;
Latitudes bañadas en silencios,
despiertan, entran en erupción.

Nada fue igual...
Cesaron las huídas,
las manos frías,
el rumor continuo a desazón.



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