Te llamaba pero no oías,
tú nunca oías.
Nadie mojaba las calles
solitarias de lluvia como yo.
Me cruzaba con miradas llenas
de misterio y se posaban en la
mía.
Ya no llueve,la noche descansa
y comienza a grisear.
Yo también descanso envuelta entre sábanas blancas.
No,no estoy sola ,
me acompaña el murmullo
cansado de los árboles,
el ruido del viento que entra
por las aristas de mi ventana
y el canto alegre de un mirlo
enamorado.
Me acompaña mi libro
de poemas ,
Mi taza humeante de café
caliente.
Y mis muebles ,también ellos
me acompañan carcomídos
por el paso del tiempo.
Allí guardo tus recuerdos
y esa sombra tuya rebelde
que no quiere marcharse.
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