lunes, 30 de noviembre de 2020
Mar Blanco
© María Luisa Domínguez Borrallo.
TIEMPO DE LA CENIZA
SARA ZAPATA
LA SUERTE Y SUS CAPRICHOS
Porque hay días con suerte
hoy encontraste las llaves
en la inmensidad de tu bolso
y pudiste escapar a tiempo
del vecino del quinto,
además, al llegar a Blasco de Garay,
un milagroso hueco te esperaba
y pudiste aparcar a la primera.
No sólo eso,
en el mostrador,
un suculento pincho de tortilla,
el último,
esperaba tu bocado
de lunes hambriento.
No hubo atasco de vuelta
y al encender la tele,
tu película preferida,
sin cortes publicitarios,
te daba la bienvenida al hogar.
Resumiendo,
se puede decir que tuviste
un día de suerte.
Acuérdate de él mañana
cuando nada de esto
ocurra.
domingo, 29 de noviembre de 2020
Aurelio González Ovies
Patricia Benito
sábado, 28 de noviembre de 2020
José Agustín Goytisolo
Rosa Veiga Medero
El niño esta pidiendo en medio de la plaza,
tiene la pena en sus ojos y en sus pies la soledad descalza.
Sobre su cuerpo las vestiduras de la delgadez asustada.
Tres caballeros le miran desde el el salón de la abundancia.
Sigue pidiendo el niño, con el hambre aprendida,
mientras en su alma busca el refugio de su infancia,
donde habitan los recuerdos de sus padres y de su casa.
Con el desprecio asumido,
ante el niño pasan de largo
los señores de la abundancia como dioses o divinos.
Con la inocencia vestida el niño los
mira mira, pues no sabe que estos son
los ángeles de la muerte y
la mentira.
Andrés Neuman
viernes, 27 de noviembre de 2020
Beatriz Alicia García
Carmen Ariza
jueves, 26 de noviembre de 2020
Ana Pérez Cañamares
© Germán Terrón Fuentes
Lu Sesma
miércoles, 25 de noviembre de 2020
Monica Galindo.
Gema Palacios.
Poética
Vivir y escribir reunidos en un solo verbo.
Lo desvanecido
Entra por una grieta no pronosticada
y cava el hueso en mi párpado.
Date prisa.
Toda la noche trazo siluetas de amanecer.
Pedro Javier Martín Pedrós
martes, 24 de noviembre de 2020
Octavio Paz
Margaret Atwood
lunes, 23 de noviembre de 2020
Nicanor Parra
Pedro Javier Martín Pedrós.
Una mirada plana
sabor a metal,
el silencio.
La sonrisa de un
pobre
mendigando
una muda limpia.
¿De dónde esta música de alaridos
de justicia?,
¿de dónde la amargura en conserva?,
¿ de dónde tanta hipocresía?.
Peino mis arrugas
y las lleno de flores silvestres .
Quedo detenido en el
espacio
de los ángeles.
Begoña Abad
domingo, 22 de noviembre de 2020
Isabel Garrido
ANTONIO MALDONADO MUÑOZ
sábado, 21 de noviembre de 2020
Francisco Javier Delgado Magán
Federico García Lorca
«Tengo algo que decir me digo» — Federico García lorca
Tengo que decir algo me digo
Palabras que se disuelven en la boca
Alas que de repente son percheros
Donde el grito cae crece una mano
Alguien mata nuestro nombre según libro
¿Quién le arranco los ojos a la estatua?
¿Quién colocó esta lengua alrededor del
Llanto?Tengo algo que decir me digo
Y me hincho de pájaros por fuera
Labios que caen como espejos Aquí
Allá dentro las distancias se reúnen
Este norte o este sur son un ojo
Vivo alrededor de mí mismoEstoy aquí allá entre peldaños de carne
A la intemperie
Con algo que decir me digo
Paloma Palao
Vivir en tu voz
Vivir en tu voz,
doblarme
bajo tu párpado, sería necesario
para compensar
el beso
de nieve, la luciérnaga
de esta resurrección imposible. Pero nada
han hueco como el agua,
donde el pozo
no es medida, sino acumulación
culpable del vacío, inexistencia
proclamada,
fondo desposeído por su transparencia,
recompensa de mirar
hacia la oscuridad
y hacia dentro.
De "Resurrección de la memoria" 1978
viernes, 20 de noviembre de 2020
Adolfo López
Jorge Luis Borges
jueves, 19 de noviembre de 2020
Susana Násera
Mis palabras son densas
Marcos Ana.
Decidme como es un árbol,
contadme el canto de un río
cuando se cubre de pájaros,
habladme del mar,
habladme del olor ancho del campo
de las estrellas, del aire
recítame un horizonte
sin cerraduray sin llave
como la choza de un pobre
decidme como es el beso de una mujer
dadme el nombre del amor
no lo recuerdo
Aún las noches se perfuman de enamorados
que tiemblan de pasión bajo la luna
o solo queda esta fosa?
la luz de una cerradura
y la canción de mi rosa
22 años, ya olvido
la dimensión de las cosas
su olor, su aroma
escribo a tientas el mar,
el campo, el bosque,
digo bosque
y he perdido la geometría del árbol.
Hablo por hablar asuntos
que los años me olvidaron,
no puedo seguir
escucho los pasos del funcionario.
José María Parreño
Sin flores y sin frutos...
Sin flores
y sin frutos
me ha encontrado el verano
otra vez
en las ramas de sangre
un nido esta esperando
al corazón
y un caracol o labio me recorre
escribiendo un conjuro
que protege
de la nube
del hacha
del ahorcado:
«sostén tu sombra al hombro
que ya vendrá el amor
a verte florecer
1que ya vendrá el dolor
a hacerte madurar»
miércoles, 18 de noviembre de 2020
Ramón Llanes.
Anamaria Mayol
martes, 17 de noviembre de 2020
- Oliverio Girondo -
Cristina Peri Rossi
lunes, 16 de noviembre de 2020
Eusebio Oria Domínguez
Cuando la realidad aprieta
domingo, 15 de noviembre de 2020
María José Collado
Dante Medina
Pedro Javier Martín Pedrós.
Esther Giménez
Fin de curso
Se sabe del amor por la querella
entre lo que has ganado y has perdido;
esa lucha ampulosa del sentido
contra la dependencia que lo sella.
Quizás en la tendencia a dejar huella
para que nadie más caliente el nido
o en el reír perverso, enloquecido,
tocando el centro exacto de una estrella.
Es la butaca incómoda de un cine:
la mente más curiosa y transitoria
se sienta por que el fin no se termine.
En el beso final, la vasta Historia.
Ese breve esplendor que nos define
la intemporalidad de la memoria.
Pablo García Casado
Ginebra besos
me dices que la cama de tu cuarto
está sin hacer que bajaste y todas
las tiendas estaban cerradas que hoy
es domingo que ayer sábado dijimos
muchas cosas mucho amor ginebra besos
que si tengo algo de pan o de ternura
que prestarte
De "Las afueras" DVD Ediciones 3ª Edición 2007
sábado, 14 de noviembre de 2020
Olga Orozco
Aquí están tus recuerdos...
Aquí están tus recuerdos:
este leve polvillo de violetas
cayendo inútilmente sobre las olvidadas fechas;
tu nombre,
el persistente nombre que abandonó tu mano entre las piedras;
el árbol familiar, su rumor siempre verde contra el vidrio;
mi infancia, tan cercana,
en el mismo jardín donde la hierba canta todavía
y donde tantas veces tu cabeza reposaba de pronto junto a mí,
entre los matorrales de la sombra.
Todo siempre es igual.
Cuando otra vez llamamos como ahora en el lejano muro:
todo siempre es igual.
Aquí están tus dominios, pálido adolescente:
la húmeda llanura para tus pies furtivos,
la aspereza del cardo, la recordada escarcha del amanecer,
las antiguas leyendas,
la tierra en que nacimos con idéntica niebla sobre el llanto.
-¿Recuerdas la nevada? ¡Hace ya tanto tiempo!
¡Cómo han crecido desde entonces tus cabellos!
Sin embargo, llevas aún sus efímeras flores sobre el pecho
y tu frente se inclina bajo ese mismo cielo
tan deslumbrante y claro.
¿Por qué habrás de volver acompañado, como un dios a su mundo,
por algún paisaje que he querido?
¿Recuerdas todavía la nevada?
¡Qué sola estará hoy, detrás de las inútiles paredes,
tu morada de hierros y de flores!
Abandonada, su juventud que tiene la forma de tu cuerpo,
extrañará ahora tus silencios demasiado obstinados,
tu piel, tan desolada como un país al que sólo visitaran cenicientos pétalos
después de haber mirado pasar, ¡tanto tiempo!,
la paciencia inacabable de la hormiga entre sus solitarias ruinas.
Espera, espera, corazón mío:
no es el semblante frío de la temida nieve ni el del sueño reciente.
Otra vez, otra vez, corazón mío:
el roce inconfundible de la arena en la verja,
el grito de la abuela,
la misma soledad, la no mentida,
y este largo destino de mirarse las manos hasta envejecer.