viernes, 28 de septiembre de 2018

-DAVID GONZÁLEZ-




las manos

me decían mis padres
antes de sentarme
a la mesa a comer

lávate bien
las manos

no alcanzaban
a comprender
que los niños
las tenemos siempre
limpias




natalia belleq






Mi culpa...
lo que callé y no pude 

decir, lo que dije y se me castigó...
mi culpa...
lo que no hice y lo que hice 

también, y lo que hice mal, 
regular o bien,
mi culpa...
lo que llegó tarde y lo que 

llegó antes y lo que 
no llegó nunca...
mi culpa...
si sonreí sin querer, 

si lloré de más, si iba o venía ...
mi culpa
Si dije un te quiero cuando 

te quería y te dejé de 
querer, mi culpa,
Mi culpa si me siento mal, 

si soy vulnerable, si siento 
tristeza, si estoy cansada, 
si digo lo que pienso, si no 
lo digo, si finjo que todo va, 
si no lo hago...
Mi culpa ...
Por perder los nervios, por 

estar tranquila, por 
entender, o por no 
entender nada,
mi culpa...
Por construir mi mundo, 

por adorar al diablo, por 
imaginarme en las nubes, 
por respirar, por querer 
ahogarme, por ahogarme 
y no hacer nada, por salvar 
lo insalvable, por cantar, por 
bailar, por ser feliz, por 
luchar, por rendirme, por 
subir y bajar...mi culpa
Mi culpa por preguntar, por 

querer saber, por intentar, 
por salir, por entrar, por 
hacerlo bien, por estar 
apagada o por brillar, por 
querer comerme el 
mundo, por cerrar los ojos, 
por soñar, por 
simplemente dormir, por
morir y nacer, por vivir... mi 
culpa...

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Fabiola Rubio



Me encanta tenerte así
sentada en mis piernas,,
recostada sobre mi cabeza
mientras me deleito del placer
que es verte sonreír.

Por momentos dejas salir
a tu niña interior y la inocencia
con la que sus ojos me miran
hace que me enamore aún más.

La forma en la que me tocas
y acaricias,
el bien que me hace tu persona,
el saber(te) tan mia y tan loca...

Somos el marco perfecto de esta
bendita manía de amar(nos) sin
medida, ni cordura, así te he de querer toda mi vida y parte de la otra.




©Copyright - Derechos Reservados 2018.

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jueves, 27 de septiembre de 2018

José Manuel Acosta.



SALMO DE LA SOLEDAD
**************************

Mi último verso
espera ser una lágrima
escrita en silencio.
En mis palabras aún
hay migajas de sangre
mecanografiadas
en las grietas de los labios.
Restos de fe
que se ríen a carcajadas
mientras la vulgar
tristeza y el miedo
tienen sexo sin consentimiento
destruyendo el epílogo
de la noche,
subrayando los adverbios
que perecen en minúsculas
porque se quedaron
los abrazos sin óvulos,
y no hay fecundación
in vitro para que nazcan
dos iguales.
Como el amor, como las palabras.
Un hiato
en busca de su diptongo.



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Ana García Briones






Aquel día
recogí todas las flores
todos los perfumes
del aire.
Quería sembrar
de aromas
mis espacios
llenar el silencio
de esencias.
Quería regalarme
la vida.
Aquella mañana
en el atardecer

de aquel lugar
bailé entre campos
de amapolas

con la poesía

Partos de luz








Jóhann Hjálmarsson


                                                              ¿Es la muerte la única salida?
                                                                                          Octavio Paz





¿Es la muerte la única salida?
La meta, más allá de los mares y montañas.
La montaña es el eco de la muerte, el agua es el reflejo de la muerte.
Y sin embargo la muerte es brisa, soplo en el desfiladero,
onda en la superficie del agua.
¿Es la muerte la única salida?
La historia tiene el rostro de la muerte,
todo lo que se muestra a nuestros ojos,
todo lo que tocamos, pertenece a la muerte
En el hito está la muerte
y en el mojón de las palabras.
El aleteo del somorgujo
en lo más alto del páramo
nos desvela algo sobre la muerte.
¿Es la muerte la única salida?
Ningún camino lleva lejos.
Pero cuando nos detenemos,
y no podemos seguir
nuestra voluntad acompaña a la muerte
y las dos, incansables,
siguen su camino.

Jóhann Hjálmarsson en Ákvördunarstadur myrkrid (1985), incluido en Poesía nórdica (Ediciones de la Torre, Madrid, 1999, ed. y trad. de José Antonio Fernández Romero).

miércoles, 26 de septiembre de 2018

Pablo Martínez Zarracina



LOS INVITADOS


Dame la mano. Ven. Abandonemos
esta fiesta insistente
en la que hace tanto tiempo que estamos
atrapados
sin saber ya muy bien qué se celebra.

Busquemos el refugio de un rincón
velado por la sombra
o ganemos mejor la intimidad
de esos cuartos de arriba en los que los abrigos
aprovechan la ausencia de sus dueños
para fingir que han sido asesinados
sobre una cama ajena y misteriosa.

Nadie se dará cuenta. Sígueme.

Entremos con cuidado en esa habitación
y cerremos la puerta,
acallando las risas y los suaves aplausos
que animan al pianista a interpretar
una canción radiante, de otro tiempo.

Y ahora que estamos solos, ven aquí.
Déjame que te diga: "Estás preciosa"
y vamos a abrazarnos un instante,
en medio del silencio,
sintiendo en lo más hondo, muy profundo,
la alegría profunda de estar vivos.

                            De Los invitados, 2005

Lu sesma




Después de varias semanas
de oscuridad,
hoy por fin, abro el armario
para guardar en él
todas mis gastadas vestiduras.
Las perchas se apelotonan en su barra
como los años recorridos.
Cojo la primera percha
y cuelgo en ella la angustia,
arrugada y descolorida
de tanto usarla.
En la segunda percha
cuelgo el miedo.
La coloco al fondo
para que me cueste encontrarla
la próxima vez que abra el armario.
Busco otra percha vacía
y cuelgo en ella las manías,
son muchas,
y tendré que comprar perchas nuevas, 

así que, por el momento dejaré algunas fuera,
que todavía me pongo.
En la última percha
colgaré algún sueño perdido
que ya no me sirve.
Lo estiro bien,
con cuidado, con mimo,
por si tengo que volver a ponérmelo alguna vez.
Lo pongo entre las perchas
de la nostalgia y la infancia.
Sigo buscando más perchas vacías, quedan pocas
y me cuesta encontrarlas.
Descubro la percha donde hace meses colgué la ilusión.
Hoy me apetece ponérmela,
me queda bien, me encuentro guapa.
Cierro el armario
hasta la próxima vez.
Nunca me ha gustado
colocar los armarios,
seguiré otro día. 


martes, 25 de septiembre de 2018

Pedro Javier Martín Pedrós.





Viajo por los raíles de este día
con el corazón lleno de
nostalgias,
a veces con sobrepeso.

Silencios en los rostros de mis
compañeros de viaje por Roma.

La religiosa mueve con armonía rítmica
su rosario austero de madera, con olor
a sándalo.

Espero que su generosidad no tenga
fronteras y me llegue alguna
fragancia de sus oraciones.

Recuerdo, con caricias visuales,
a la joven con esclerosis múltiple por
su mar de sonrisas.

No muy lejos de aquí, lloran,
en los cimientos de su fe,
cristianos en el vaticano.

Florencia

Del libro: Poesía en la distancia.

Vicente Aleixandre,

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JUVENTUD



Estancia soleada:
¿Adónde vas, mirada?
A estas paredes blancas,
clausura de esperanza.
Paredes, techo, suelo:
gajo prieto de tiempo.
Cerrado en él, mi cuerpo.
Mi cuerpo, vida, esbelto.
Se le caerán un día
límites. ¡Qué divina
desnudez! Peregrina
luz. ¡Alegría, alegría!
Pero estarán cerrados
los ojos. Derribados
paredones. Al raso,
luceros clausurados.

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Loli González

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lunes, 24 de septiembre de 2018

Wislawa Szymborska









Amor a primera vista


Ambos están convencidos

de que los ha unido un sentimiento repentino.

Es hermosa esa seguridad,

pero la inseguridad es más hermosa.

Imaginan que como antes no se conocían

no había sucedido nada entre ellos.

Pero ¿qué decir de las calles, las escaleras, los pasillos

en los que hace tiempo podrían haberse cruzado?

Me gustaría preguntarles

si no recuerdan

-quizá un encuentro frente a frente

alguna vez en una puerta giratoria,

o algún “lo siento”

o el sonido de “se ha equivocado” en el teléfono-,

pero conozco su respuesta.

No recuerdan.

Se sorprenderían

de saber que ya hace mucho tiempo

que la casualidad juega con ellos,

una casualidad no del todo preparada

para convertirse en su destino,

que los acercaba y alejaba,

que se interponía en su camino

y que conteniendo la risa

se apartaba a un lado.

Hubo signos, señales,

pero qué hacer si no eran comprensibles.

¿No habrá revoloteado

una hoja de un hombro a otro

hace tres años

o incluso el último martes?

Hubo algo perdido y encontrado.

Quién sabe si alguna pelota

en los matorrales de la infancia.

Hubo picaportes y timbres

en los que un tacto

se sobrepuso a otro tacto.

Maletas, una junto a otra, en una consigna.

Quizá una cierta noche el mismo sueño

desaparecido inmediatamente después de despertar.



Todo principio

no es mas que una continuación,

y el libro de los acontecimientos

se encuentra siempre abierto a la mitad.


De “Fin y principio” 1993

Wislawa Szymborska (1923)  Nació en Kórnik, Polonia 








Mar Blanco





MUJER DE AGUA




De tanto mirar como vienen y se van las olas,
he empezado a transformarme en el oleaje mismo.
Cada vez que me arrojo al mar, me encuentro.


📷P. G. Ehlinger

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domingo, 23 de septiembre de 2018

Andrés Carlos Méndez Pérez


Personas, Hombre, Adulto, Manos, Niño

Mis manos se
entierran en la arena
recién lavada,
las olas rompen abrazando mis muñecas,
el sol oscurece
la  mirada,
la brisa me sumerge en sensaciones.

Contemplo aquellos paisajes añorados,
me divierto ante
la ausencia de compañía,
disfruto de mí,
leyéndome por dentro,
compartiendo mi soledad,
buscando
el espejo amigo.



Rosa Pazos




PAZ, INDÍCAME EL CAMINO



Sé que llegarás ¿Pero cuándo, apartaras mis sombras?
Y vendrás, sé que vendrás con la luna que nace en noches transparentes.
Ven, te espero sin tregua,
necesito que me digas como vivir.

Atiende urgente a mi llamada,
que te adivino cerca.
Muéstrame con susurros,
o con gritos, tus serenas pisadas.
Indícame el camino...

Tal vez, nunca te he dicho que te amo,
que cuando estás conmigo todo es quietud.

No deseo retornar al túnel de la noche,
al ahogo de mis lágrimas ácidas.
Quédate aquí, siempre conmigo
para que yo pueda dormir
sobre tus parpados.


Resultado de imagen de camino para la paz

sábado, 22 de septiembre de 2018

María Del Pilar Gorricho Del Castillo



Poema que me destrozas
en este dolor de parto
para alumbrarte cuanto antes
de mi ser, que es el tuyo.
Justa es la palabra donde romper aguas
ecuánime la fuente de castalia y la humedad
de su perfecta sed.
Llegas con el cordón umbilical
en dos vueltas, estrangulando estos dientes
que no han de morder de las tripas su hemorragia.
Te empeñas en no nacer por ti solo
en lo entristecido de las expiraciones.
Seguir incubando en el lóbulo
recóndito del silencio y su horizontal deseo
alguna que otra herida de la memoria
y mostrarte
todavía más férreo a los posibilidades.
Y yo...
yo dominada por los secretos
de otros poetas y sus versos ya nacidos.
Sus versos de plumas embriagadas
desde ese mamar discontinuo del estrado
y sus huecos memorables.
Quería ser como ellos,
bosques de hayas
esperando del verano lo extinto
que deja el fuego en su brillo consumado.
Para perderse entre las cenizas de las páginas
solo hay que ser uno más.
Abrazar las aguas, mojarse de bruces ,
o en la delicada forma de salpicar
de la piedra desde su inmóvil espera,
acontecer la carne del verbo.
Me transfundí horas, noches donde reposar
este no nacer tuyo,
y con el fórceps del no sentirte
en esa patada en la boca misma del estomago
despellejé mi corazón, mi mente,
mis ultimas formas de morir
a lo agazapado de tu posición observadora.
Mojando la delirante letra que me nombra
estabas allí,
siempre estas allí
pero no germinas de la provocación,
no con el meconio último del subconsciente
y su calambre requerido.
Tu naces de la contracción sensitiva
donde aguardan las emociones su desarrollo.
Y yo, había dejado de sentir
y no paraba de querer escribir.


Photoshop, Espacio, Universo, Cielo

Nieves Alvarez




Hablar


No sé si hablar de crisis o sunami,
olas que de un plumazo -o lentamente-,
te quitan la cartera, el corazón,
las vísceras del día y de la noche,
el trabajo, la luz, el sueño, el hambre,
las ganas de vivir y de soñar.

No sé si hablar de reyes o repúblicas,
de aquellos y de todos, de políticos,
de corruptos, banqueros, pederastas,
gentes de verbo fácil y bolsillo difícil,
golpes de pecho y mala compostura
los días de diario y fiestas de guardar.

No sé si hablar de ti, de mí, de aquellos
que critican en casa. Esas personas
que no protestan nunca, no se quejan
ni cuando les aprietan los zapatos.
Se conforman, comprenden, son idiotas
que se callan y dejan de luchar.

Dime, amigo mío:
¿De qué te puedo hablar?




Jose Angel Garrido Cárdeno






Habéis borrado nuestros nombres,
pretendiendo así,
arrancarnos de nuestras raíces.
Ya no podemos reír en la calle
pero recordad que nuestras miradas
no se borran,
no están dibujadas con tiza en la pizarra.


viernes, 21 de septiembre de 2018

Vicente Huidobro


Para llorar
    Es para llorar que buscamos nuestros ojos
    Para sostener nuestras lágrimas allá arriba
    En sus sobres nutridos de nuestros fantasmas
    Es para llorar que apuntamos los fusiles sobre el día
    Y sobre nuestra memoria de carne
    Es para llorar que apreciamos nuestros huesos y a la muerte sentada.

    Junto a la novia
    Escondemos nuestra voz de todas las noches
    Porque acarreamos la desgracia
    Escondemos nuestras miradas bajo las alas de las piedras
    Respiramos más suavemente que el cielo en el molino
    Tenemos miedo.

    Nuestro cuerpo cruje en el silencio
    Como el esqueleto en el aniversario de su muerte
    Es para llorar que buscamos palabras en el corazón
    En el fondo del viento que hincha nuestro pecho
    En el milagro del viento lleno de nuestras palabras.

    La muerte está atornillada a la vida
    Los astros se alejan en el infinito y los barcos en el mar
    Las voces se alejan en el aire vuelto hacia la nada
    Los rostros se alejan entre los pinos de la memoria
    Y cuando el vacío está vacío bajo el aspecto irreparable
    El viento abre los ojos de los ciegos
    Es para llorar para llorar.

    Nadie comprende nuestros signos y gestos de largas raíces
    Nadie comprende la paloma encerrada en nuestras palabras
    Paloma de nube y de noche
    De nube en nube y de noche en noche
    Esperamos en la puerta el regreso de un suspiro
    Miramos ese hueco en el aire en que se mueven los que aún no han nacido.

    Ese hueco en que quedaron las miradas de los ciegos estatuarios
    Es para poder llorar, es para poder llorar
    Porque las lágrimas deben llover sobre las mejillas de la tarde.

    Es para llorar que la vida es tan corta
    Es para llorar que la vida es tan larga.

    El alma salta de nuestro cuerpo
    Bebemos en la fuente que hace ver los ojos ausentes
    La noche llega con sus corderos y sus selvas intraducibles
    La noche llega a paso de montaña
    Sobre el piano donde el árbol brota
    Con sus mercancías y sus signos amargos
    Con sus misterios que quisiera enterrar en el cielo
    La ciudad cae en el saco de la noche
    Desvestida de gloria y de prodigios
    El mar abre y cierra su puerta
    Es para llorar para llorar
    Porque nuestras lágrimas no deben separarse del buen camino.

    Es para llorar que buscamos la cuna de la luz
    Y la cabellera ardiente de la dicha
    Es la noche de la nadadora que sabe transformarse en fantasma
    Es para llorar que abandonamos los campos de las simientes
    En donde el árbol viejo canta bajo la tempestad como la estatua del mañana.

    Es para llorar que abrimos la mente a los climas de impaciencia
    Y que no apagamos el fuego del cerebro.

    Es para llorar que la muerte es tan rápida
    Es para llorar que la muerte es tan lenta.

Laura Gutiérrez Cortés




Desangraste la savia
de mis latidos, gota a gota,
pero el árbol fuerte
supera la gangrena y
sus hojas danzan tibias
a pesar del invierno.

Me observas en los espejos
de otras miradas, otras risas,
y nunca mi retorno a tus ramas,
como tampoco la libertad
de mi cabello entre tus dedos.

Eres ahora soledad y silencio,
en una primavera engendrada
que no agota sus días,
como maldición y arañazos
sobre un corazón seco.

Mis segundos transcurren bebiendo a sorbos, amor en carne viva...
-Muy a tu pesar -