martes, 31 de agosto de 2021

Antonio Gala

 


Nadie mojaba el aire


Nadie mojaba el aire
Tanto como mis ojos.
Me decías: "¿Trabajas?"
Me decías: "¿Ya es la hora del té?"
Y yo no te decía: "Te amo";
No te decía:
"Eres todo lo que tengo";
No te decía:
"Eres la única rosa en la que caben
Todas las primaveras".
Me decías:
"Adiós, hasta mañana".
O me decías:
"¿Necesitas algo?".
Y yo no te decía:
"Me estoy muriendo
De amor... me estoy muriendo".
Nadie mojaba el aire
Como yo.

Francisco González Durán

 



¡VUELA!

Entre ratos de esperanzas
van paseando los sueños,
dan la mano a la templanza,
del mañana se hacen dueños
con una paz sin venganzas.
Se posan en una rama
divisando el horizonte
y vuelan sobre las llamas
que van devorando el monte
de aquella vida cercana.
Son los sueños de las aves
los mismos que las personas,
queriendo encontrar la llave
de la música que entona
una vida que las salve.
Vuela, corazón inquieto,
vuela con tus ilusiones,
que el trueno no te dé miedo
ni te detengan razones
que aquí te mantienen preso.

lunes, 30 de agosto de 2021

Miguel Hernández

 


   


A MI HIJO



Te has negado a cerrar los ojos, muerto mío,
abiertos ante el cielo como dos golondrinas:
su color coronado de junios, ya es rocío
alejándose a ciertas regiones matutinas.

Hoy, que es un día como bajo la tierra, oscuro,
como bajo la tiera, lluvioso, despoblado,
con la humedad sin sol de mi cuerpo futuro,
como bajo la tierra quiero haberte enterrado.

Desde que tú eres muerto no alientan las mañanas,
al fuego arrebatadas de tus ojos solares:
precipitado octubre contra nuestras ventanas,
diste paso al otoño y anocheció los mares.

Te ha devorado el sol, rival único y hondo
y la remota sombra que te lanzó encendido;
te empuja luz abajo llevándote hasta el fondo,
tragándote; y es como si no hubieras nacido.

Diez meses en la luz, redondeando el cielo,
sol muerto, anochecido, sepultado, eclipsado.
Sin pasar por el día se marchitó tu pelo;
atardeció tu carne con el alba en un lado.

El pájaro pregunta por ti, cuerpo al oriente,
carne naciente al alba y al júbilo precisa;
niño que sólo supo reír, tan largamente,
que sólo ciertas flores mueren con tu sonrisa.

Ausente, ausente, ausente como la golondrina,
ave estival que esquiva vivir al pie del hielo:
golondrina que a poco de abrir la pluma fina,
naufraga en las tijeras enemigas del vuelo.

Flor que no fue capaz de endurecer los dientes,
de llegar al más leve signo de la fiereza.
Vida como una hoja de labios incipientes,
hoja que se desliza cuando a sonar empieza.

Los consejos del mar de nada te han valido...
Vengo de dar a un tierno sol una puñalada,
de enterrar un pedazo de pan en el olvido,
de echar sobre unos ojos un puñado de nada.

Verde, rojo, moreno; verde, azul y dorado;
los latentes colores de la vida, los huertos,
el centro de las flores a tus pies destinado,
de oscuros negros tristes, de graves blancos yertos.

Mujer arrinconada: mira que ya es de día.
(¡Ay, ojos sin poniente por siempre en la alborada!)
Pero en tu vientre, pero en tus ojos, mujer mia,
la noche continúa cayendo desolada.
autógrafo
Miguel Hernández

Carlos Barral



A veces
A veces cuando era
temprano todavía para verte
o cuando la ventana
se abría a la distancia y al sonido
de tanto hierro puesto y tanta arena
que cruje a tierra extraña en los caminos
remoto a la esperanza
me volvía a aquel sitio en que dejamos
las soledades juntas y las voces.
Te hallaba limitada
de corazón disperso y de alegría
por todos los costados y flotando
en la noche segura y abundante
que nunca se consuma.
Sin embargo a lo lejos
tan pronto me acogías con los nombres
de las cosas comunes, en sigilo
sentía que tu isla no estaba ya a mi alcance.
Entonces por entero
reincorporado al límite del cuerpo
volvía a la certeza de la espera.

Luis García Montero



El amor difícil


Quizá tú no me viste,
quizá nadie me viese tan perdido,
tan frío en esta esquina. Pero el viento
pensó que yo era piedra
y quiso con mi cuerpo deshacerse.
Si pudiera encontrarte,
quizá, si te encontrase, yo sabría
explicarme contigo.
Pero bares abiertos y cerrados,
calles de noche y día,
estaciones sin público,
barrios enteros con su gente, luces,
teléfonos, pasillos y esta esquina,
nada saben de ti.
Y cuando el viento quiere destruirse
me busca por la puerta de tu casa.
Yo le repito al viento
que si al fin te encontrase,
que si tú aparecieses, yo sabría
explicarme contigo.

Jorge Luis Borges

 


Las cosas

El bastón, las monedas, el llavero,
La dócil cerradura, las tardías
Notas que no leerán los pocos días
Que me quedan, los naipes y el tablero,
Un libro y en sus páginas la ajada
Violeta, monumento de una tarde
Sin duda inolvidable y ya olvidada,
El rojo espejo occidental en que arde
Una ilusoria aurora. ¡Cuántas cosas,
Láminas, umbrales, atlas, copas, clavos,
Nos sirven como tácitos esclavos,
Ciegas y extrañamente sigilosas!
Durarán más allá de nuestro olvido;
No sabrán nunca que nos hemos ido.

domingo, 29 de agosto de 2021

Maria José Leblic RuizdeAlarcón

 






Se acerca esta mañana una brisa de otoño.

No hace calor.
El mar se pone detrás, a mi espalda.
Borro los pies desnudos en la playa.
Y hoy sólo me enreda una caricia sin nombre.
Alguna hoja.
Un hilo de coser.
Una pasión musical,
y la soledad que quiero.
Se me duerme el espíritu con sabor a estío.


MJLeblic

sábado, 28 de agosto de 2021

José Hierro



Luz de tarde
Me da pena pensar que algún día querré ver de nuevo
Este espacio,
Tornar a este instante.
Me da pena soñarme rompiendo mis alas
Contra muros que se alzan e impiden que pueda volver
A encontrarme.
Estas ramas en flor que palpitan y rompen alegres
La apariencia tranquila del aire,
Esas olas que mojan mis pies de crujiente hermosura,
El muchacho que guarda en su frente la luz de la tarde,
Ese blanco pañuelo caído tal vez de unas manos,
Cuando ya no esperaban que un beso de amor las rozase.
Me da pena mirar estas cosas, querer estas cosas, guardar
Estas cosas.
Me da pena soñarme volviendo a buscarlas, volviendo a buscarme,
Poblando otra tarde como esta de ramas que guarde en mi alma,
Aprendiendo en mí mismo que un sueño no puede volver
Otra vez a soñarse.

viernes, 27 de agosto de 2021

Aida Acosta


Hoy la tristeza es capicúa
se encierra en una torre consumista
llena de garabatos,
su tiempo de deshoras
es la llamada
del silencio,
es la mujer que llora
abriendo su vientre
de pájaros negros,
es el andén
y los pasos que fueron,
es la sonrisa obligada
y los árboles viejos,
el empeño por vivir al desvivirse,
iniciar cada día
una pirámide inversa
que se llena de mar
que se ahoga.
Esta tristeza
lleva piernas largas
y abre senderos
en las manos del olvido.
No quiero hoy
que llegues a casa
con un rastrojo lánguido
de lo que fue ayer
de la tibieza que no hubo
de los besos que olvidamos darnos.
Hay demasiada tristeza, hoy,
demasiada arquitectura
de lo que nunca será.



Del libro Sudor de un paisaje

Bob Dylan



Soy un vagabundo solitario...


Soy un vagabundo solitario
Sin familia ni amigos.
Allí donde podría empezar la vida de cualquiera,
Es exactamente donde acaba la mía.
He probado suerte en el soborno,
El chantaje y el fraude,
Y he cumplido condenas por todo
Menos por pedir en la calle.
Hubo un tiempo en que yo era un hombre próspero,
No me faltaba de nada,
Tenía oro de catorce quilates en la boca
Y seda en mis espaldas,
Pero no confié en mi hermano,
Le hice caer en desgracia,
Y esa fue la causa de mis desdichas.
Lo que me llevó a desaparecer deshonrado.
Amables señores y amables caballeros,
Pronto me habré ido,
Pero sólo déjenme que les advierta una cosa
Antes de seguir mi camino,
Cuiden de estar libres de mezquinas envidias
Y no se guíen por el código de nadie,
Y guárdense sus juicios para ustedes mismos
O acabarán donde yo.
Colección Visor de poesía 1972
Versión de Antonio Rasines

Ana Moledo



Ven a mi ya
Otoño ansiado
Con tus grises
Con tus sombras
En el suelo mojado
Calles limpias y vacías
Humedades y melancolías
La lluvia incesante en los cristales
Contemplo al abrigo de mis soñares.

Rosa Pazos



Quédate aquí,.
debajo de la sombra
del árbol de la vida
en este rincón donde amanece.
Quédate aquí,
y que nos cante el sol.
Estoy aquí contigo
donde el olvido huyó,
donde abril ya pasó,
y la esperanza nació atardecida.
Quédate, el mañana
no es radiante,
es imprevisto,
y no te dirá dónde me hallo
si te pierdes...
Quédate aquí conmigo.
Tú con tu desesperanza
y yo creyendo que existe
todavía la felicidad.

jueves, 26 de agosto de 2021

Fabiola Rubio






La puerta de mi habitación
ya no tiene espera
por tu llegada,
ya no sabe del ruido
de tus pasos a horas imprecisas.
La puerta de mi habitación
ya no se queda entreabierta
tras colgar de su pomo
las ganas de la lentitud
y la velocidad de nuestras ganas...
Cuando llegues a mí,
ya no estará mi corazón
ni la llave que la abría de par en par.
Ni aquel amor de enero
que se abrió con la pasión de Julio.



©Copyright - Derechos Reservados 2019.

JOSÉ HIERRO

 


JUNTO AL MAR
Si muero, que me pongan desnudo,
desnudo junto al mar.
Serán las aguas grises mi escudo
y no habrá que luchar.
Si muero que me dejen a solas.
El mar es mi jardín.
No puede, quien amaba las olas,
desear otro fin.
Oiré la melodía del viento,
la misteriosa voz.
Será por fin vencido el momento
que siega como hoz.
Que siega pesadumbres. Y cuando
la noche empiece a arder,
Soñando, sollozando, cantando,
yo volveré a nacer.

miércoles, 25 de agosto de 2021

Rafael Cadenas



Que cada palabra lleve lo que dice.
Que sea como el temblor que la sostiene.
Que se mantenga como un latido.
No he de proferir adornada falsedad ni poner tinta dudosa ni añadir
brillos a lo que es.
Esto me obliga a oírme. Pero estamos aquí para decir verdad. Seamos reales.
Quiero exactitudes aterradoras.
Tiemblo cuando creo que me falsifico. Debo llevar en peso mis palabras. Me poseen tanto como yo a ellas.
Si no veo bien, dime tú, tú que me conoces, mi mentira, señálame la impostura, restriégame la estafa.
Te lo agradeceré, en serio.
Enloquezco por corresponderme.
Sé mi ojo, espérame en la noche y divísame, escrútame, sacúdeme.

Javier Solé

 






Dos extranjeros
en la habitación de un hotel
en una ciudad portuaria del Mediterráneo
no hablan el mismo idioma
pero sus cuerpos delatan
con el movimiento armónico
de sus caderas
que tan solo precisan
el deseo
para encontrarse.



Ilustración de Raymond Leech


Del poemario “El cementerio que habitan los vivos”

Alejandra Pizarnik

 




EL DESPERTAR






El despertar

A León Ostrov

Señor
La jaula se ha vuelto pájaro
y se ha volado
y mi corazón está loco
porque aúlla a la muerte
y sonríe detrás del viento
a mis delirios


Qué haré con el miedo

Ya no baila la luz en mi sonrisa
ni las estaciones queman palomas en mis ideas
Mis manos se han desnudado
y se han ido donde la muerte
enseña a vivir a los muertos

Señor
El aire me castiga el ser
Detrás del aire hay monstruos
que beben de mi sangre

Es el desastre
Es la hora del vacío no vacío
Es el instante de poner cerrojo a los labios
oír a los condenados gritar
contemplar a cada uno de mis nombres
ahorcados en la nada.

Señor
Tengo veinte años
También mis ojos tienen veinte años
y sin embargo no dicen nada

Señor
He consumado mi vida en un instante
La última inocencia estalló
Ahora es nunca o jamás
o simplemente fue

¿Cómo no me suicido frente a un espejo
y desaparezco para reaparecer en el mar
donde un gran barco me esperaría
con las luces encendidas?

¿Cómo no me extraigo las venas
y hago con ellas una escala
para huir al otro lado de la noche?

El principio ha dado a luz el final
Todo continuará igual
Las sonrisas gastadas
El interés interesado
Las preguntas de piedra en piedra
Las gesticulaciones que remedan amor
Todo continuará igual

Pero mis brazos insisten en abrazar al mundo
porque aún no les enseñaron
que ya es demasiado tarde

Señor
Arroja los féretros de mi sangre

Recuerdo mi niñez
cuando yo era una anciana
Las flores morían en mis manos
porque la danza salvaje de la alegría
les destruía el corazón

Recuerdo las negras mañanas de sol
cuando era niña
es decir ayer
es decir hace siglos

Señor
La jaula se ha vuelto pájaro
y ha devorado mis esperanzas

Señor
La jaula se ha vuelto pájaro
Qué haré con el miedo

De "Las aventuras perdidas" 1958

Luis Cernuda

 








Quizá mis lentos ojos no verán más el sur
de ligeros paisajes dormidos en el aire,
con cuerpos a la sombra de ramas como flores
o huyendo en un galope de caballos furiosos.

El sur es un desierto que llora mientras canta,
y esa voz no se extingue como pájaro muerto;
hacia el mar encamina sus deseos amargos
abriendo un eco débil que vive lentamente.

En el sur tan distante quiero estar confundido.
La lluvia allí no es más que una rosa entreabierta;
su niebla misma ríe, risa blanca en el viento.
Su oscuridad, su luz son bellezas iguales.


Karmelo Iribarren

 




Te veía
llegar,
cruzar la puerta,
darme un besazo en el morro,
mirarme a los ojos
de esa manera única,
como solo tú miras
a los ojos: rompiendo el calendario.

Te veía
hacer esas cosas sencillas
que tú haces
para que el mundo
entre en razón;

y no sabía
a quién
darle las gracias.

martes, 24 de agosto de 2021

Eloy Sánchez Rosillo

 










La luz

     No se puede prever. Sucede siempre
cuando menos lo esperas. Puede pasar que vayas
por la calle, deprisa, porque se te hace tarde
para echar una carta en correos, o que
te encuentres en tu casa por la noche, leyendo
un libro que no acaba de convencerte; puede
acontecer también que sea verano
y que te hayas sentado en la terraza
de una cafetería, o que sea invierno y llueva
y te duelan los huesos; que estés triste o cansado,
que tengas treinta años o que tengas sesenta.
Resulta imprevisible. Nunca sabes
cuándo ni cómo ocurrirá.
                                                     Transcurre
tu vida igual que ayer, común y cotidiana.
"Un día más", te dices. Y de pronto,
se desata una luz poderosísima
en tu interior, y dejas de ser el hombre que eras
hace sólo un momento. El mundo, ahora,
es para ti distinto. Se dilata
mágicamente el tiempo, como en aquellos días
tan largos de la infancia, y respiras al margen
de su oscuro fluir y de su daño.
Praderas del presente, por las que vagas libre
de cuidados y culpas. Una acuidad insólita
te habita el ser: todo está claro, todo
ocupa su lugar, todo coincide, y tú,
sin lucha, lo comprendes.

                                                      Tal vez dura
un instante el milagro; después las cosas vuelven
a ser como eran antes de que esa luz te diera
tanta verdad, tanta misericordia.
Mas te sientes conforme, limpio, feliz, salvado,
lleno de gratitud. Y cantas, cantas.
 

Juan Risueño Lorente

 




DEL SOL


Sucede
que temblamos.
En nuestros labios
muere el mundo
y nace futuro.
El dolor, y vivir,
son así.

Mar Dominguez










RÉQUIEM POR Mí



Esta princesa destronada y desahuciada
esta puta mendiga de amor
esta cenicienta mal follada,
esta zorra que se quedó sin alma
de tanto maquillarse las ganas
y bajarse las bragas.


Esta perra huérfana muerde tu mano.
Se mea en tus úlceras.

Maldice el tiempo.
El empeñado en creerte.

Esta puta, esta dama,
esta que ves aquí:
hoy dobla campanas por ti.

Clava la rodilla en el infierno por rezarte
con la mirada ensangrentada de luto.

Con las manos vacías,
herida mortal de versos.

Sin suspiros, sin azotes
sin perderse en tus ojos ni retorcerse en tu ira.
Sin apadrinar tu inconsciencia.

Esta fulana con el tacón roto.
Esta madre, esta pena.

Ni se derrama en tu boca,
ni suplica por tus migajas
ni llora treguas
ni gana guerras.


domingo, 22 de agosto de 2021

Patricia Benito

 





Cuestión de práctica


Noches de esas en las que entiendes
que la teoría sin la práctica no sirve de nada
y en las que, durante un par de cervezas
y un poquito de jazz, te pides perdón
por no saberte cuidar lo suficiente,
mientras lo llenas todo de propósitos
defectuosos que volverás a no cumplir.

Lo de siempre:
falta de práctica
queriendo hacia dentro.

Paul Éluard:

 







El ave Fénix

Soy el último en tu camino
la última primavera y última nieve
la última lucha para no morir.

Y henos aquí más abajo y más arriba que nunca.

De todo hay en nuestra hoguera
piñas de pino y sarmientos
y flores más fuertes que el agua...

Hay barro y rocío...

La llama bajo nuestro pie la llama nos corona.
A nuestros pies insectos pájaros hombres
van a escaparse

Los que vuelan van a posarse.

El cielo está claro, la tierra en sombra
pero el humo sube al cielo
el cielo ha perdido su fuego.

La llama quedó en la tierra.

La llama es el nimbo del corazón
y todas las ramas de la sangre
Canta nuestro mismo aire..

Disipa la niebla de nuestro invierno
hórrida y nocturna se encendió la pena,
floreció la ceniza en gozo y hermosura
volvemos la espalda al ocaso.

Todo es color de aurora. 

Versión de Andrés Holguín

Gloria Fuertes

 



DESDE ESTE DESIERTO DE MI PISO


De este manantial de soledad exterior,
me brota continuamente
el agua clara de la paz;
el silencio interior me acaricia
como no sabe hacerlo ningún humano.
El silencio interior se manifiesta
y me escucho,
—aunque oigo también
los mil ruidos de la autopista
a la que dan mis terrazas—.
desde mi celda,
entre el asfalto y las golondrinas
trenzo el puente invidente
por el que paso a meditar,
que no puedo prescindir aún de las personas
de este mundo que me rodea,
que me conoce,
—o que no me conoce—,
que me adula
o hiere o ama
o envidia.

Desde este desierto de mi piso
amo en soledad a todos
y rezo un poema por los analfabetos del amor.

sábado, 21 de agosto de 2021

Fernando Sabido Sánchez



Fragilidad


No debo permanecer un día más en la fragilidad
y ni siquiera recuerdo de qué huía
cuando acepté implicarme en este desorden
o sentarme a tomar el sol con los ancianos
una mujer me cerró la puerta de su casa
sin querer escucharme
y me siento capaz de recomponer en otro lugar
las piezas desgastadas del rompecabezas

Pablo Neruda



En su llama mortal la luz te envuelve.
Absorta, pálida doliente, así situada
contra las viejas hélices del crepúsculo
que en torno a ti da vueltas.
Muda, mi amiga,
sola en lo solitario de esta hora de muertes
y llena de las vidas del fuego,
pura heredera del día destruido.
Del sol cae un racimo en tu vestido oscuro.
De la noche las grandes raíces
crecen de súbito desde tu alma,
y a lo exterior regresan las cosas en ti ocultas.
de modo que un pueblo pálido y azul
de ti recién nacido se alimenta.
Oh grandiosa y fecunda y magnética esclava
círculo que en negro y dorado sucede:
erguida, trata y logra una creación tan viva
que sucumben sus flores, y llena es de tristeza.

Alejandra Pizarnik



A la espera de la oscuridad
Ese instante que no se olvida
Tan vacío devuelto por las sombras
Tan vacío rechazado por los relojes
Ese pobre instante adoptado por mi ternura
Desnudo desnudo de sangre de alas
Sin ojos para recordar angustias de antaño
Sin labios para recoger el zumo de las violencias
perdidas en el canto de los helados campanarios.
Ampáralo niña ciega de alma
Ponle tus cabellos escarchados por el fuego
Abrázalo pequeña estatua de terror.
Señálale el mundo convulsionado a tus pies
A tus pies donde mueren las golondrinas
Tiritantes de pavor frente al futuro
Dile que los suspiros del mar
Humedecen las únicas palabras
Por las que vale vivir.
Pero ese instante sudoroso de nada
Acurrucado en la cueva del destino
Sin manos para decir nunca
Sin manos para regalar mariposas
A los niños muertos

viernes, 20 de agosto de 2021

Uberto Uberto



PAISA


oye paisa tu compra algo mireló, gafa, goro
bueno, bonito, barato paisa
tu compra algo mi…
pero es que no te enteras…
no quiero nada de ti moreno
ya todo lo tengo,
tus bosques, tus minas, tus piedras
preciosas, tus negras
toda tu piel y sal
y los leones enjaulados
y los bancos de peces,
hasta el color púrpura de áfrica
-el cuerno de la abundancia –
lo tengo yo…
pero oye paisa yo amigo tuyo
yo sólo busca trabajo en españa
sólo compra algo mi
yo hambre, yo no casa
yo amigo paisa, mucho amigo
no negro, tu no amigo mío,
esta no es tu tierra
yo tengo ahora el tiempo
y el fondo monetario internacional
y todas, todas las malditas
organizaciones no gubernamentales
para lavarme la cara y el culo
y venderte como siempre
lo que antes ya era tuyo
oye paisa pero yo siempre bueno
con tuyo gusta barsa y pallea
y mucho toro en sevilla
yo sólo hambre paisa
mucha hambre…
eres tonto negro,
tu nunca amigo mío,
tu hambre me da de comer
tu sed llena mis piscinas
tu mujer calienta mi cama
tus heridas de bala las fabrico yo
yo soy tu virus del sida negro
yo soy el blanco
de todas tus pesadillas.
no paisa no
yo siempre amigo tuyo
yo cuida bien tu familia
yo sólo tener la vida,
mucho querer y amor
y sonrisas
que paisa ya no tiene,
sólo eso paisa, la vida.

jueves, 19 de agosto de 2021

Reme Alvarez Díaz




Lealtad
Aquí estoy,
y si te silencian
seré
tu yo callada.
Aquí estoy
y si te atan,
seré
tu yo quieta.
Aquí estoy,
y si te oscurecen
seré
tu yo cegada.
Porque mudo, inmóvil, ciego …
siempre sabrás que existo.

Agustin Goytisolo

 


El oficio del poeta
Contemplar las palabras
sobre el papel escritas,
medirlas, sopesar
su cuerpo en el conjunto
del poema, y después,
igual que un artesano,
separarse a mirar
cómo la luz emerge
de la sutil textura.
Así es el viejo oficio
del poeta, que comienza
en la idea, en el soplo
sobre el polvo infinito
de la memoria, sobre
la experiencia vivida,
la historia, los deseos,
las pasiones del hombre.
La materia del canto
nos lo ha ofrecido el pueblo
con su voz. Devolvamos
las palabras reunidas
a su auténtico dueño.

Federico García Lorca,



Lámparas de cristal
y espejos verdes.
Sobre el tablado oscuro,
la Parrala sostiene
una conversación
con la muerte.
La llama,
no viene,
y la vuelve a llamar.
Las gentes
aspiran los sollozos.
Y en los espejos verdes,
largas colas de seda
se mueven.

Alicia Correa Castelo



Eran tus dedos
los que dibujaban círculos en mi piel ,
los que trazaban líneas por miedo a perderse
Eran tus dedos
los que pintaban sonrisas en mi boca
y hacía temblar mis labios
Eran tus dedos ,
los que despertaban el deseo
al acariciar mis senos
Eran tus dedos
los que se adentraban dentro de mi
e inundaban mis entrañas
de placer
Eran tus dedos
tus manos
tu piel
tu risa
tu voz
los que me hacían perder la cordura
despertando un huracán de pasiones

- José Emilio Pacheco




Si vuelvo alguna vez por el camino andado

no quiero hallar ni ruinas ni nostalgia.
Lo mejor es creer que pasó todo
como debía.
Y al final me queda
una sola certeza:
haber vivido.

miércoles, 18 de agosto de 2021

Abderrahman El Fathi



He vuelto a por mis versos,
ahí estaban
en esa mesa, ese té con hierbabuena,
los rescaté, desde entonces viven conmigo,
para siempre
me acompañan en mis travesías,
en mis noches de soledad,
me arropan esos versos
me recuerdan cuánto te amé
en las miradas de ese gato,
a mis pies
bajo una mesa destartalada
y el viento furioso
y el olor a vida
en Hafa Café.

Jose Lobo

 


¿Por qué siempre se suicidan los poetas?
¿Por qué siempre están solos?
¿O será que los dejan solos?
¿Serán sus corazones de amor
rotos, cansados y desahuciados?
Poco importan las respuestas cuando se van.
Como creo también
que a nadie importa de los que se quedan.

Begoña Abad

 


Mi madre no recuerda el nombre se su madre.
Ha olvidado el camino de regreso a la vida,
no sabe usar el peine, ni la cuchara,
se pone, casi siempre, la chaqueta al revés
y revuelve los cajones en su memoria,
pero siempre sonríe al escuchar mi nombre.
Mi madre no recuerda si tuvo algún amante,
si ha viajado muy lejos, si ha perdido algún tren,
dónde están sus anillos, si alguna vez fue guapa,
que le gustaba tanto el Chinchón y el café,
que las letras unidas tienen significado
y que el perro que amaba nos dejó ya hace un mes.
Mi madre me recuerda, sin amargura,
lo que yo he olvidado tan tontamente,
la oración de su abuela que me dormía
las canciones de cuna que me cantaba,
y unas romanzas moras que, en letanía,
desgrana mirando por la ventana.
Mi madre y yo sujetamos recuerdos olvidados
como podemos, a veces con dolor,
otras con risas, siempre con esperanza.