sábado, 31 de mayo de 2025
miércoles, 21 de mayo de 2025
viernes, 9 de mayo de 2025
Ángel Guinda
Tal vez vosotros sabéis
No sé, escucho himnos dentro de las lágrimas.
Tuve una casa con ventanas en el techo:
veía tiburones, cordilleras, trenes volar.
Tal vez vosotros sabéis, yo sólo canto.
No sé bien qué es la paz:
llegué tarde a la guerra.
La tempestad está tras la montaña,
sobrellevo el estruendo de su luz.
Tal vez vosotros sabéis, yo sólo canto.
Tiemblan mis pies
cuando retumba el eco del silencio,
no sé si las palabras tienen sangre.
Tal vez vosotros sabéis, yo sólo canto.
No sé por qué se tambalea el vértigo
cuando miro las cúpulas,
pero noto en mi pecho borboteos de petróleo.
Tal vez vosotros sabéis, yo sólo canto.
Mi país es un rompecabezas,
al más mínimo golpe se desvertebrará:
ya no tendré país.
Tal vez vosotros sabéis, yo sólo canto.
Desde el avión veía sobre el mar
manadas de elefantes petrificados,
dromedarios tendidos, sombras de cocodrilos:
me dijeron que eran islas griegas.
Tal vez vosotros sabéis, yo sólo canto.
Huyo, siempre huyo: acaso tras las puertas
que arrancan sus bisagras, sus cerrajas
y, a lomos de las llamas, corren irrefrenables
para aclamar a los ladridos del mar.
Tal vez vosotros sabéis, yo sólo canto.
La poesía debe ser extrema,
estampido de mundos, abrazo de la pólvora,
escardar las tinieblas con antorchas,
trepanación de asombro y ebriedad.
Tal vez vosotros sabéis, yo sólo canto.
Yo no sé qué preguntan al sol los limoneros.
Ignoro los secretos de las algas y de las medusas.
Tampoco sé si esto es un poema
o una pequeña galería de hormigas.
Tal vez vosotros sabéis, yo sólo canto.
(de Caja de lava)
No sé, escucho himnos dentro de las lágrimas.
Tuve una casa con ventanas en el techo:
veía tiburones, cordilleras, trenes volar.
Tal vez vosotros sabéis, yo sólo canto.
No sé bien qué es la paz:
llegué tarde a la guerra.
La tempestad está tras la montaña,
sobrellevo el estruendo de su luz.
Tal vez vosotros sabéis, yo sólo canto.
Tiemblan mis pies
cuando retumba el eco del silencio,
no sé si las palabras tienen sangre.
Tal vez vosotros sabéis, yo sólo canto.
No sé por qué se tambalea el vértigo
cuando miro las cúpulas,
pero noto en mi pecho borboteos de petróleo.
Tal vez vosotros sabéis, yo sólo canto.
Mi país es un rompecabezas,
al más mínimo golpe se desvertebrará:
ya no tendré país.
Tal vez vosotros sabéis, yo sólo canto.
Desde el avión veía sobre el mar
manadas de elefantes petrificados,
dromedarios tendidos, sombras de cocodrilos:
me dijeron que eran islas griegas.
Tal vez vosotros sabéis, yo sólo canto.
Huyo, siempre huyo: acaso tras las puertas
que arrancan sus bisagras, sus cerrajas
y, a lomos de las llamas, corren irrefrenables
para aclamar a los ladridos del mar.
Tal vez vosotros sabéis, yo sólo canto.
La poesía debe ser extrema,
estampido de mundos, abrazo de la pólvora,
escardar las tinieblas con antorchas,
trepanación de asombro y ebriedad.
Tal vez vosotros sabéis, yo sólo canto.
Yo no sé qué preguntan al sol los limoneros.
Ignoro los secretos de las algas y de las medusas.
Tampoco sé si esto es un poema
o una pequeña galería de hormigas.
Tal vez vosotros sabéis, yo sólo canto.
(de Caja de lava)
Pedro Javier Martín Pedrós.
Palabras frías,
distantes, incoloras,
mudas en el espacio.
sin luz propia,
rotas en medio del silencio
huyendo de la brisa
con olor a torpeza.
Falsas caricias en los rincones
de tu cuerpo dolorido
y amaneceres sin
sentido.
Te afanas en llenar
la casa de tus sueños
en bonitos recuerdos
que justifiquen tu dolor.
No te sientas culpable,
abre tu pecho y
tamiza
que el cariño no
crece
a base de golpes camuflados
y besos de cerámica.
-bonitos recuerdos en tus
manos-
El que te maltrata
llega siempre de puntillas
vacío de poesía.
Mar Marchante Ortega
Eldeseo
El deseo es ese salvaje instinto de supervivencia en la trinchera de las sábanas.
El deseo es la saliva y el sudor de tu cuerpo derramándose en mi espalda.
El deseo es la cama desnuda y las ganas abiertas.
El deseo es el olor a tu tabaco en mis dedos.
El deseo es la penumbra
El deseo es tu boca en mi nuca...
Es la luz tras los párpados cerrados.
El deseo es tu cuello reduciéndose en mi pelo.
el deseo es la mano que retuerce el nudo del pañuelo
El deseo es la cintura y el grito,
el deseo es placer y es marcar con tu embestida el ritmo.
El camino que conquistas con caricias de labios y piel...
El deseo es tu voz en mi oído.
El deseo es el calor de tu boca en mi ombligo.
Y el eco de los gemidos en el somier.
Y el deseo eres tú, gimiendo conmigo.
El deseo es la piel que habito...
El deseo son tus dedos cayendo en cascada hasta mi abismo.
El calor que envuelve nuestros sentidos.
El deseo es vértigo y equilibrio
Húmedos perfiles que hacemos nuestros.
El deseo es caos y es delirio.
El deseo, es,
vivir a tientas el destino,
besar unos labios rojos,
locura atada de pies y manos
morder una clavícula.
lamer el espacio del pubis hasta el delirio.
El deseo es eso que tú enciendes conmigo.
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