miércoles, 27 de agosto de 2025

Pedro Javier Martín Pedrós.

 









Te soñé flotando en lechos de paz,

fingiendo abismos de placer.
Me pediste que te acompañara
al escote de tus excitaciones
y el embalaje estaba precintado.
He recogido la sensación
de engaño que habita
algunas tardes en tu lagrimal,
y lo he enterrado
entre mis sábanas de azahar.
Te soñé en los viajes de mis
atrevimientos con ternura,
hasta conseguir que en la noche
de mi subconsciente, tus brazas
tostaran todas mis manifestaciones de amor.
En cueros vivos
invadiéndome la ilusión
de un gesto poético,
sentí la proyección de tu mirada
invitándome, de forma elegante,
a borrar la luz de
nuestros deseos.

De Travesía interminable.


****************

Fernando Sabido Sánchez,

 




Fragilidad

No debo permanecer un día más en la fragilidad
y ni siquiera recuerdo de qué huía
cuando acepté implicarme en este desorden
o sentarme a tomar el sol con los ancianos
una mujer me cerró la puerta de su casa
sin querer escucharme
y me siento capaz de recomponer en otro lugar
las piezas desgastadas del rompecabezas

domingo, 3 de agosto de 2025

Jesús-María Pérez Barreiros





COMO CANTAN LOS PÁJAROS EN LA NIEVE

Como cantan los pájaros
en la nieve,
madre.
Y los grillos
y las ballenas.
Como la grama del jardín entierra
las hortensias en enero.
Oh, madre, qué solo me siento sin ti
cada mañana.
Y esta tristeza que me ahoga
por dentro sin ser vista.
Dime que me quieres,
madre.
Que no hay nadie como yo,  
que las flores están frescas
y hablan la dicha del amor.
Dime que hay un cielo y yo soy tu ángel,
el mar en calma y las montañas nevadas.
Dímelo, por favor;
te quiero tanto…





-Ilustración: retrato de mi madre, HORTENSIA P. BARREIROS
Sirva esta fotografía y el poema que hoy publico como un humilde y sentido homenaje a su memoria en el aniversario de su fallecimiento.

sábado, 2 de agosto de 2025

Pablo Mora

 





Para qué la poesía
Pablo Mora


Para revivir cada día

Para revivir cada día


Alegría, alborozo, en orden a la obra colectiva en cierne. Sociedad Poética que nos confirma que la existencia no es más que un plagio (Moravia) y que todos los poetas escriben las mismas cosas con uno que otro colorido. Poesía, Sociedad Anónima. Tal vez la única continuidad de la Poesía sea ese hormigón profundo que, de siglo en siglo, establece una solidaridad poética universal. Sólo existe un poema y un poeta y hasta una sola palabra para los hombres y los libros que existen, existieron o existirán. Un mismo hombre converge con el otro, océano de por medio, con la misma angustia, con el mismo dolor, para ver eidéticamente la misma gota de lluvia deshojada en la trinchera, en la vanguardia, en las barracas de la guerra cotidiana.
Un pedazo de pan para los pájaros. Un alarido entre la guerra. La imagen vegetal de la lechuga. Un alpargata recibiendo sol. La sílaba final del viento... Sed de viento, de maíz, de pan. Palabra, cosa, huella, sombra y pólvora. Risa loca, risa engatillada. Atropellada rabia... El paso de Mercurio adolescente. O Marte espantadísimo del hombre... Siempre sola, oculta, detrás del misterio mientras murmura alrededor la noche... Crezca en tus manos la raíz del hombre. La paz sea contigo hasta en la guerra.
"Comarca de utopía para morar". Errabundaje, trashumancia del hombre que mira hacia la estrella. Lucha al pie del hombre, diariamente, por saber para qué se hizo, para qué sirve la palabra; si sirve para algo la alegría, si creen las espigas en el hombre, si vale la palabra todavía... La palabra siempre. En la punta del tiempo navegando. Cabalga que cabalga en las tinieblas
La medida justa del misterio humano... arma cargada de futuro... Jaula de cristal, hembra jadeante... Espuma de la noche, temblor de espuma, pie de sol enfurecido. Piedra de los dioses, sueño de la piedra, piedra de los sueños... Fecunda entraña de la luz... Lo más alto del hombre, el asombro... ¡Antes del Alma fue la Poesía!
Por sinfronismo, por el deseo de que algún día, en alguna parte, alguien reviva nuestros sueños, alegrías, pesares, arrecheras, creencias y esperanzas. Por arte y juego, por jugar al adivino y proponerle adivinanzas o prepararle trampas al tiempo que se esconde en los pañuelos. Por evasión, a pesar de tanta horripilancia en la nariz o en la bragueta. Por ansia de inmortalidad, quedando bien sembrado aquí en la tierra como nuestro perro en el jardín, donde nos oye, desde que el día amanece. Por compromiso, porque quien escribe debería ser un soldado armado para protegerse de la muerte con pistolas cargadas, capaces de hacer que cada hombre tuviese que inventar cada día su propio día, como a Sartre gustaba. (Raúl H. Castagnino).