lunes, 4 de septiembre de 2017

Ana García Briones






A  Miguel Hernández

Un poeta de Orihuela
reposa bajo la tierra,
sus versos han nacido
en los jardines del alma.


El viento danza
con mi pelo,
y los recuerdos
se rebelan contra el olvido.


Grito los silencios
de un joven poeta
sentado en el andén
del hambre.


Volando sus sueños
en la soledad del frío,
en paisajes verdes
alfombrados de esperanza.


Los años caen
como las hojas secas,
los besos se quiebran
en la boca del mundo.


Arde mi corazón
con abrazos de otoño,
miles de aromas
nacen en mi pecho.






Anida en mi ser




domingo, 3 de septiembre de 2017

Esteban Martínez Serra,






El cuerpo
Para hacerte oír o, quizá, oírte
hiciste del cuerpo un púlpito
y en él congregaste tantas voces
con los años…
Hablaron sin orden establecido
pero sin atropellos: el dolor, la ternura,
el miedo, la ira, la ilusión,
la otra que inventaste, la que te inventamos,
el sentimiento retórico, la rutina,
la que no supo qué decir, y la que
—en los espacios vacíos de las palabras—
lo dijo casi todo.
Ahora,
no te queda más que esta alma y está muda.

Angel González,





Breves acotaciones para una biografía.



Cuando tengas dinero regálame un anillo,
cuando no tengas nada dame una esquina de tu boca,
cuando no sepas qué hacer vente conmigo,
pero luego no digas que no sabes lo que haces.
Haces haces de leña en las mañanas
y se te vuelven flores en los brazos.
Yo te sostengo asida por los pétalos,
como te muevas te arrancaré el aroma.
Pero ya te lo dije:
cuando quieras marcharte ésta es la puerta:
se llama Ángel y conduce al llanto.



Imagen de elkin marulanda arango

sábado, 2 de septiembre de 2017

Ana Wiya Kasha

Versos contra razón


Yo no necesito que los versos
den vueltas en mi cabeza,
porque se me pierden
y terminan en el laberinto encerrados,
lo que escribo es precisamente
aquello que no muere en el proceso,
en el razonamiento frío,
escribo lo que surge del alma,
donde están las palabras,
lo único que hago
es dejar que manen en este papel.
No,
huyo de la cabeza que me traiciona,
que quiere escribir por mí,
serían los versos de otra,
no los míos.
Os cedo la palabra fría,
las composiciones perfectas,
el hielo y el cristal,
para mí solo hay fuego
y en esos versos
me quiero quemar.


Angel Petisme





VELAS SOBRE EL TIGRIS

El día de Zacarías en Bagdad
encendemos velas y las colocamos
flotando sobre el Tigris,
pensamos un deseo.
No tenemos nada
salvo la guerra sobre nuestros hombros,
es cierto Ahmed, 
como abejas sin néctar.
Pero volverán días buenos,  
te casarás, tocarás la belleza,                   
y acunarás otra vida en tus brazos
con las promesas de la felicidad.      

Los puentes del río, las nubes
del Caspio que venían
untando el mar y recogían velas.
Había peces y amor en su profundidad,
era tan hermoso,
las mujeres arrojaban pescado a las gaviotas.

Y ahora este sudario de humo,                         
el insomnio de los escorpiones.
Ahmed, el mundo que da miedo acabará.
Los tanques, los disparos,
las hélices siempre allá arriba.
Sé lo que piensas:
Si no luchas por tus sueños
es que no los mereces.

Vendrán días mejores,
pase lo que pase, no pierdas tu inocencia, le digo.
¿Quién sabe si un día volverá a sonreír?




viernes, 1 de septiembre de 2017

Begoña Abad








Tener la certeza de pertenecer
al árbol en el que eres rama
y de reconocer las raíces
desde la tierra que lo alimenta
hasta la última de sus criaturas
que en él anidan o se posan.

Confiar en que el viento
que nos azote fuerte
sólo conseguirá que las hojas
canten la misma cantinela
y que,llegado el otoño,
las que caigan serán abono
para las que vuelvan a nacer en primavera.

Disfrutar mientras tanto
de las sombra que nos damos,
no que nos hacemos,
y de la brevedad del tiempo
que compartimos en los abrazos.

Por que cada brote de este árbol
crece en su tiempo y espacio
como sólo es posible hacerlo
desde la libertad.




Cómo aprender a volar. Ed. Olifante




Andrea Campos




Contener la vida en un suspiro,
tres segundos mía y después
fusiona en el espacio enredándose con otros suspiros
perdidos y olvidados.

A ratos propiedad del mundo
y a ratos sin piedad la piso y la hundo.

Poseer el alma
como quien posee el espacio de una botella vacía,
tan confusa propiedad,
tan efímero envoltorio,
contenido tan vacío y tan difuso
que no hallo escondite alguno
donde poderla encontrar.

Pasear con rabia contra el viento
deseando que su fuerza me esparza y difumine
como arena en el desierto.

Y extendiéndome invisible
me abandono a otra merced
como ciego guiado por un ciego,
como pez muerto nadando sin querer.



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