lunes, 22 de agosto de 2016

María José Collado

           




Atrezo
                             A Federico García Lorca
El pudor de las ciudades
nunca fue un obstáculo
para tomarle el pulso a sus ríos,
a los peines tensados de sus puentes,
a las bóvedas de sus catedrales,
al espacio emergente de los edificios
que desafían la verticalidad.
Cruzas el semillero de los barrios,
las arterias del frío, los sótanos,
la anemia de las casas,
orfandades mayúsculas,
las sierpes del humo que danzan
en los tugurios, la música.
Te conmueve el clavel desgajado en las bocas
de las hembras sin sueños,
la amapola salvaje en la vena vencida,
en la madrugada vendedores de orquídeas,
el lodo, el estigma en la frente de un niño.
La raya de tu pelo se deshace
alborotada en mil senderos
y le crecen silvestres lirios
al cuaderno del tiempo.
Prematura intuición
que sesgaron las balas,
más allá de las tapias
relámpago tu nombre.





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