¿Será…?
¿Qué fue lo que me hizo mirar a las estrellas?
¿Quizás una brisa en mi piel
después de un calor excesivo ?
Me condujeron a noches en cine de verano,
a terrazas en un pueblo de Castilla
testigo de nuestro esparcimiento.
Jirones del pasado
guardados en la memoria
como un relicario,
y a golpes de viento
vuelven esos recuerdos.
¿Será la soledad que me transporta
a momentos imborrables?
¿Quizás el deseo de restar a la vida
un triste instante?
¿Voy llegando a mis últimos peldaños?
Esta soledad que necesito,
pero hoy me rebosa,
cesará mañana lunes
cuando lleguen mis nietos y pregunten:
Abuela, ¿a qué jugamos?
o encienda el ordenador,
y termine de escribir este poema.
Bendita soledad cuando acompaña.
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