HAGAMOS UNA IMPRUDENCIA
Hagamos una imprudencia
que grite entre los gemidos.
Un teorema entre los asaltos.
Hagamos transcurrir el Éxodo
en los telegramas.
En los raíles de la marea.
Hagamos la química
de nuestro nombre
con sabor a naftalina,
la imprudencia
de convertir el poeta
en el réquiem sostenido
bajo tu lecho.
Hacer de prudentes en la locura
de rociar tu contoneo
bajo la piel de las venas.
Comete perjuro conmigo, no dejes
el ansia acampar a sus anchas,
en el maquiavélico plan
de contaminar las sobras,
y reducirlas a posibilidades remotas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario