jueves, 3 de noviembre de 2016

Carmen Garcia Ariza



Descubro mis pechos al viento
desnudos como la libertad
entregados a esa boca infinita
que sin pudor mama del fruto de mi amor.
Y me desparramo, como el trigo dorado
en un movimiento acompasado
cielos de bocas hambrientas
y besos desarmados, ante este sol adverso

y qué importa el mundo
en este segundo
que riegas mis pechos desnudos
con la osadía que enarbola
la bandera de la libertad

y qué importa que esta noche
en el cielo no brille ni una puta estrella
si tengo el cabello lleno de todas ellas.




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