Puedo engañar a mis ojos,
aunque cerrarlos no pueda,
y decirles que lo que miran
está en desacuerdo con lo que imaginan.
Engañar a mi corazón
es más difícil,
noto como se encoge,
como se acelera,
como me grita
y me falta el aire
y me roba el aliento,
y me debilita.
Entonces sé,
que no me equivoco,
que estoy en lo cierto,
mi corazón,
... nunca me mentiría.
que no me equivoco,
que estoy en lo cierto,
mi corazón,
... nunca me mentiría.
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