lunes, 24 de abril de 2017

Ana Birlanga Bellod






Entra en escena.
Estaba escondido en el margen del guión.
Siempre improvisa,
aparece como un flash inesperado,
doblando esquinas,
acorchando visceras,
congelando pupilas en la noche,
interpreta su papel y se va como si nada,
elegantemente,
entre los aplausos
de un público invisible.




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