EL JUEZ
Irrefutable esa huella digital
sobre la nalga.
Esclarecedor el camino erosionado
por la barba de miel
sobre su cuello.
Ineludible la evidencia
de esas dulces agujetas en las piernas.
Sin testigos oculares
salvo las fuerzas implicadas
y valorando esa mirada de reojo
entre las partes,
he de concluir
que no fue un sueño.
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