martes, 3 de octubre de 2017

Marcelino Sáez





Tiempo inmaduro



La lluvia huele a tiempo
aún inmaduro,
tiempo sin germinar en los diarios,
al fin y al cabo tiempo,
aunque no llegue
para esta nada de vivir muriendo,
pues no hay mayor trabajo que la muerte.

Bajo un cielo sin pulso y desangrado,
un hombre va al timón
de su destino,
-inversa tempestad de sangre y viento-
Un día más, importa
Si es urgencia
Que va hacia el nunca y de la nada vuelve.

El tiempo que se va
de entre las manos
se disuelve en el aire como polvo
y muere en el silencio de las bocas,
es tiempo inconsistente,
como el agua
verde, como es la flor de la ignorancia.





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