LOST IN TRANSLATION
Yo, que ya no tengo nada que decirte,
me llego a ti nerviosa,
como una despeinada,
y tiño de ciruelas frescas
tu lecho carcomido.
Ato a las ramas de este árbol
un papel donde pone tu nombre
y rezo una oración a nuestros muertos
para que los vivos nos perdonen
por haber soñado.
Estaban los cerezos en flor
y fuimos allí a perdernos.
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