A Jesús Díaz
Llueve en el campo santo.
Es un día muy especial
que será difícil repetir
y olvidar.
Siento los pies húmedos
por mis zapatos encharcados.
Acaba de nacer un día gris,
de invierno.
Recojo en mi viejo paraguas
la tristeza,
la expresión
del rostro de mi amigo,
y las hago mías.
En nuestra comunicación
de eternos silencios,
nos damos un abrazo e
intentamos seguir viviendo
en la complicidad de la vida
esperando nuevas primaveras.
De Abriendo ventanas
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