Ana Birlanga Bellod
NO ME ENGAÑES
No me engañes,
sé que tampoco dormiré hoy.
Dices duerme, amor,
y me acaricias la espalda
con ese aire caliente
entre tus manos y mi piel. No hace falta que me roces,
sé que estás ahí detrás.
No esperarás a que despierte.
Y no me duermo. El sueño me susurra al oído
que descanse
mientras tú planeas la estrategia
de la próxima batalla
y la verdad,
hace tiempo que le di permiso
indefinido
a mis soldados.
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