Zapatos que descansan en hileras
o estallan fragmentados por el frío
antes de romperse en extraños paraísos
de reflectores
o huyen del modo en que huyen
los vagabundos de sus recuerdos
entre estelas de olor a caucho quemado
y vino agrio hasta la náusea
sabemos que las fronteras queman
como espinas en los labios
o rezan que el cielo descienda
sobre nosotros
beberemos el agua de los ríos
y descenderá el maná
como si nunca hubiéramos muerto
están los que golpearon las puertas
en áreas de silencio
de las estaciones ferroviarias
los que desataron la ira de los dioses
y murieron carbonizados
(era fácil rebelarse pero no)
los que siempre dieron la espalda a la melancolía
y nunca pertenecieron a nadie.
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