lunes, 8 de octubre de 2018

Teresa Antares.




Recuerdo cuando el dinero apenas se sostenía por una pata, y el hábito de comprar juntos "los iguales" del viernes solo tenía la compensación de nuestras risas.
Retengo en mi memoria aquellos días donde ponías toda la esperanza en el asador y la ilusión era la única seguridad patente.
Porque nada era más importante que un tú conmigo y un yo contigo, llegabas dejando a un lado todas las apuestas... y me hacías el amor como un loco.
Yo balanceaba mi cuerpo entero bajo tus manos suspirando la fortuna de un amor como el nuestro, mientras tú delineabas despacito con tu sonrisa por mi boca un "me das suerte"...
Luego el azar supo como nombrarnos al son de sus tambores.



La imagen puede contener: planta y naturaleza

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