Dejar atrás la habitación en penumbra.
Las paredes desconchadas que exhiben con desgana las marcas de humedad provocadas por la ausencia de primaveras y un exceso de lluvia.
El invierno avanzará sin piedad dejando a su paso una infinitud de flores cubiertas de escarcha.
Los pájaros abandonarán sus nidos, volarán lejos de esta habitación sombría haciendo caer en su huida las hojas del calendario.
Estallarán los cristales en mil pedazos permitiendo a la brisa mecer suavemente los visillos que aún cuelgan sobre el desvencijado marco de roble de la ventana.
Y al fin volverá la primavera.
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