Sábado, de un mes de abril
Sonó el teléfono,
y tú voz dulce me habló,
era como si hubiera parado el tiempo.
Son más de treinta y siete años,
y mi cuerpo temblaba, notando mi sonrojo,
como si tu voz acariciará, mi cuerpo.
Nos separaba, la mar y a pesar de todo,
te sentí, tan cerca,
tú voz parecía besarme y como una niña adolescente,
me volví a ilusionar.
Era sábado, no quería volver a casa
era imposible cruzar la mar,
te sentí tan cerca, y tan lejos.
Ni tú, ni yo, fuimos valientes,
para dar un paso de gigantes,
cruzar el charco
y unir nuestras manos.
Era sábado, a mediodía,
y nuestras vidas siguieron separadas.
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