MUDANZA
Muchas veces sueño con mudarme
de casa, de barrio, de pueblo y de planeta,
de casa, de barrio, de pueblo y de planeta,
encontrar una tierra ligera y encantada
donde las costas y las cuestas de la vida
sean tan leves que se pueda vivir del aire,
sean tan leves que se pueda vivir del aire,
descubrir una Jauja o una Barataria
donde la mezquindad no prospere
y la nobleza inocente aflore a ras de suelo,
una ciudad diáfana y amable
con vehículos de algodón,
con vehículos de algodón,
un cielo zarco con lluvia de panes y especias
donde no vuelen ni defequen los cuervos.
Hace mucho tiempo que quisiera mudarme,
de estado más que de de nación,
a un cielitorio sin orín ni gravedad
donde el peso viscoso de la sangre
no me derrumbe a cada golpe, a cada paso
y donde mi frente quede redimida
de aquella vieja, aquella sudorosa condena cainita.
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