Pedro Javier Martín Pedrós.
La inocencia infantil
es tan atrevida
que los niños desean jugar
en plazas de ciudades
tomadas por guerras absurdas.
El niño de mis adentros
se llena de lágrimas
buscando el amor
en este laberinto
de violines sin música
que alivien
los huecos del alma.
de Violines sin música.
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