lunes, 30 de marzo de 2020

Anabel Caride


ZOON POLITIKON
El hombre es un animal político.
(Aristóteles)





En este infausto mes hay elecciones,
plebiscitos al cambio de estación,
comicios desayuno, almuerzo referéndums,
meriendo la estadística de voto
que me dice, a las claras, que vote y lo contrario.
Confundo al candidato nacional
con el separatista de las barbas,
a la líder amorfa y populista
con el casposo bizco defensor
de la esencia española, esa entelequia.
Ya mismo me separo de Figueras
que saco el pasaporte en la autovía.
Me da por combinar el flequillo
con orgullo autonómico, anchoas de Cantabria
y llamo «feminazi» a quien cuestione
el Toro de la Vega.
En asuntos locales voy con democristianos,
centristas en la Champions
y apoyo liberales en asuntos de pasta.
Qué pena no tener un carnet de vetusta afiliada
ni puertas giratorias que me lleven al bingo.
Consultaré a Aristóteles
a cuánto sale el voto en época de veda,
si aconseja el soborno,
el exilio dorado en países con ostras
o hacerse hare Krishna, fluir con la galaxia.
En tanto aprendo algo de política
leeré a Baudelaire:
morir lleno de sífilis rezando a Satanás
cuidado por las monjas después de haber vaciado
el cáliz de la noche.


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