jueves, 26 de marzo de 2020

Juana Ríos


Ha crecido el trigo sobre el tejado de tu casa,
que ya no es hogar
ni guarda el calor tras las ventanas.
La tristeza es un pañuelo amarillo extendido sobre la mesa,
ángulos perfectos
donde duerme la sal de las lágrimas.
Que no hay un perro tras la cancela
que aúlle tu ausencia,
que el rododendro junto a la acequia olvidó florecer esta primavera,
y las orugas venenosas de las Monarcas
murieron de hambre,
sin llegar jamás a parir la belleza.
Hay un silencio dibujado con ecos
que llueve palabras apagadas
antes de ser incendio.
Hay un viento que huele a tormenta,
huérfanas las uvas de la parra se mecen
sobre las sombras sin cuerpos.



Peces voladores, Huerga y Fierro Editores.
Foto: Marco Zbigniew Parzych


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