martes, 19 de enero de 2021

Fco Javier Sánchez Durán




Ayer, muy de mañana,

Volvió, después de mucho tiempo,
al olivo que vive en mi jardín
el hermoso canto de una oropéndola
enamorando los aires del estío.
Y me volví loco.
Hacía tanto, tanto tiempo.
Con él vino mi niñez toda
bajo la sombra del olmo
Cuando se apagó el día
el canto persistente del cárabo
rompió el silencio sostenido
por el canto de los grillos
en una noche oscura con alma
bajo un cielo negro,
huérfano de mar y luna,
pero inundado de estrellas.
¡Ay, el canto del cárabo,
ese ululato quejumbroso
que engulló mi inocencia!



"Cortelazor, poemas de alma y olmo"

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